¡En exclusivo a Diario Vea! Cuando Mario Sanoja reveló “sifrinería política” de La Casona

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En diciembre de 2019 el antropólogo e historiador exaltó que la estructura que en otrora fuera la casa presidencial fuera puesta al servicio del pueblo. Fotos VEA.

VEA / Yonaski Moreno

A finales del año 2019 la Casona Cultural Aquiles Nazoa abría sus puertas al público, dejando atrás su época como residencia presidencial y convirtiéndose en un espacio de encuentro para la familia venezolana.

El viernes, 20 de diciembre de 2019, el antropólogo e historiador Mario Sanoja Obediente, concedió una entrevista a Diario VEA, en la que reveló que este espacio se constituyó como “el núcleo de la sifrinería política”, por lo que nunca logró convertirse «en un ícono político venezolano». Recordó además que el comandante Hugo Chávez «no aguantó mucho viviendo ahí, porque él no era un político, un personaje como para estar viviendo en un escenario tan artificial como ese».

La mañana de este sábado, 27 de agosto, trascendió la noticia del cambio de paisaje del investigador, considerado uno de los intelectuales más destacados del país. En su honor, Diario VEA reproduce a continuación la entrevista a Sanoja Obediente.

Mario Sanoja y La Casona como núcleo central de la sifrinería

El proceso para convertir La Casona en la residencia presidencial se inició en 1964, cuando el entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, emite un decreto para adquirir un bien de la nación que sirva como residencia para los presidentes. Ese mismo año hubo elecciones, resultando electo Raúl Leoni, quien en consonancia con el decreto de Betancourt comienza a buscar el espacio ideal para la instauración del domicilio.

Es así que conoce La Casona y propone a la viuda de Brandt, propietario de los terrenos, comprar la propiedad. Ante la negativa de esta, Leoni emite un decreto de expropiación y los trabajos de acondicionamiento, construcción y adaptación del espacio, se inician.

De acuerdo al antropólogo e historiador Mario Sanoja, La Casona nunca logró convertirse en un ícono político venezolano, puesto que fue ideada con una estructura “muy artificial”. “Todos los muebles, si bien son de época, pertenecen a una visión histórica francesa, traída a Venezuela en el siglo XX, no tiene fuerza histórica”, refirió el profesor Sanoja, en entrevista con el Diario VEA.

Destacó que estos espacios, que ahora comienzan a ser del pueblo venezolano, no se identifican con la realidad política y cultural que estaba viviendo el país para el momento de su adecuación como residencia presidencial; sus muebles fueron adquiridos con la intención de dar aires de riqueza y suntuosidad a los espacios.

“La Casona es el núcleo central de la sifrinería política, para llamarlo de alguna manera. Es por eso que Chávez no aguantó mucho viviendo ahí, porque él no era un político, un personaje como para estar viviendo en un escenario tan artificial como ese. Él tenía un apartamento presidencial que era muy cómodo, bonito y sencillo (…), Chávez no era precisamente el indicado para vivir ahí”, contó Sanoja.

Añadió que, políticamente, este espacio no puede competir con el Palacio de Miraflores, puesto que este cuenta con muebles que por sus características evocan la realidad política y cultural que vivía Venezuela para el momento de su construcción. El también cronista de Caracas, exaltó la decisión de que La Casona haya sido abierta al público a modo de centro cultural.

“Entre que continúe como un monumento inútil es mejor que sea un centro cultural, que llegará a cumplir una función positiva”.

Retos para ser un referente

Los retos para convertir La Casona en un referente cultural, que identifique a los caraqueños, será una larga carrera, comentó, pero el abrir sus espacios para la recreación y el esparcimiento figura es como el primer paso para alcanzarlo. Para esto, es necesario “crear una campaña de opinión para que la gente sepa que esta ha pasado a ser una estructura que está más vinculada con la creación cultural y artística”.

Con este fin, debe darse a estos espacios una simbología diferente a la que quisieron darle en la Cuarta República, subrayó.

“Eso lleva tiempo y exige que haya una actividad constante, creativa, participativa, que integre a La Casona dentro del contexto histórico contemporáneo venezolano. Debe sufrir un proceso de investigación en el que se logre hablar más allá de lo que dicen los muebles y las paredes. Que hable por qué está ahí, quién vivió ahí antes”.

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