Néstor Rivero Pérez

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El 15 de junio de 1813, el Libertador Simón Bolívar, al frente del Ejército Libertador de Venezuela, dictó en la ciudad de Trujillo su célebre Proclama de Guerra a Muerte, a través de la cual aspiraba fijar ante propios y extraños la idea de que la contienda que se libraba en tierra venezolana, enfrentaba a patriotas contra españoles y canarios, en una guerra entre dos países, uno que quiere
independizarse y el otro, sojuzgarlo.

¿Rebeldes o republicanos?

Desde el año 1810, tras las iniciativas tomadas por la Junta Suprema de Caracas, el gobierno de la Metrópoli en manos de la Regencia y las Cortes de Cádiz, desconocieron los sucesos de Venezuela. Durante 1811 las autoridades peninsulares ordenaron un bloqueo naval a La Guaira con buques provenientes de Puerto Rico y La Habana, entonces colonias españolas. Para 1813 dichas autoridades peninsulares reconocieron como gobernante a Domingo de Monteverde, quien desconoció la Capitulación de San Mateo y depuso al legítimo capitán general Fernando Miyares, capitán general de Venezuela.

Represalia y deslinde

En junio de 1813, estando entre Mérida y Trujillo en su Campaña Admirable, el Libertador Simón Bolívar se entera de las atrocidades cometidas por Monteverde, Tízcar, Yáñez y otros realistas, en contra de los patriotas capturados, a quienes titulaban con el mote de “insurgentes” o “rebeldes” y las familias que les daban apoyo en el país. Casi a la vista de las tropas libertadoras, los monarquistas en
retirada colgaban a republicanos y sometían a tratos crueles como el de arrancar la planta de los pies, a civiles sospechosos de patriotas. He allí uno de los dos móviles de la Proclama de Trujillo; y el otro fue la necesidad de deslindar los dos bandos en pugna: Quienes defendían la independencia, y quienes estaban con el orden colonial.

¿Revolución idílica?

En 1810, el proceso emancipador comenzó bajo la dirección de los sectores ilustrados de la nobleza territorial, que aspiraban sostener el orden esclavista y feudal de la propiedad, sin que se derramase sangre al enfrentar a España. El mensaje del Marqués del Toro, primer jefe del Ejército Republicano en 1810, operando en el occidente del país, proclamó como ideal el “evitar la profusión de sangre”. El proceso emancipador adquirirá su carácter de Guerra a Muerte, de modo especial con José Tomás Boves y la afiliación de masas de esclavos y peones a sus ejércitos.

¿Decreto o proclama?

En el documento del 15 de junio de 1813, se entrecruzan elementos de dos modalidades de la literatura de guerra: El decreto y la proclama. El primero establece párrafos o artículos mandatorios, secuenciales y de ejecución. La segunda se orienta al anuncio, la exhortación o exaltación de sentimientos patrios en el caso del Libertador. Allí Bolívar privilegia la persuasión tajante y conminación, a objeto del deslinde entre partidarios de uno y otro bando; empero tal deslinde se da a partir del lugar de nacimiento de los recipendiarios del
documento: España y las islas Canarias de una parte, y Venezuela y América de la otra.

Consideraciones
Al sostener Bolívar de entrada, en la Proclama del 15 de junio, su oferta de un indulto general y absoluto a los españoles “que se pasen a nuestro ejército… a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos” y asegurarles que “serán tratados como americanos”, ofrece un amplio compás de acercamiento a nativos de la Península, lo que desvirtúa algún supuesto propósito de destrucción de la “raza hispánica” como sostienen algunos de sus detractores. Sin embargo, el
Bolívar de la Campaña Admirable partía del supuesto según el cual era posible desarmar el ánimo de violencia y odio armado en los sectores promonarquistas de Venezuela, con un mensaje categórico de intimidación radical en el deslinde de bandera entre venezolanos y peninsulares. De allí la indubitable advertencia final “Españoles y canarios, contad con la muerte si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América”.

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La fecha expresa el rechazo a los abusos y sufrimientos infligidos a quienes integran las generaciones de avanzada edad. Se trata de un problema magnificado con la dinámica de la sociedad de consumo, donde grandes cadenas mediáticas internacionales difunden un panorama cultural que tiende a subestimar la vejez y colocar a los ancianos como sujetos de segunda categoría.

2012
Creada Misión Saber y Trabajo

Dicha Misión apunta hacia un nuevo modelo territorial y productivo de los trabajadores, trazando entre sus objetivos combatir el desempleo y el subempleo, en especial de los sectores juveniles y las mujeres. Contempla: 1) Sistema de registro de necesidades y oferta de empleo; 2) Marco jurídico para superar la cultura rentista, y nuevo andamiaje jurídico e institucional; 3) Sistema de formación para la producción, con valores colectivos y ética.

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