Néstor Rivero Pérez

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El 30 de mayo de 1823, hace doscientos años, se constituyó en Veracruz (México) la Gran Legión del “Águila Negra”, club semiclandestino cuyos fines políticos contemplaban la afirmación del sistema republicano dentro de la nación azteca, así como promover la Independencia de la isla de Cuba, que por entonces se mantenía como posesión colonial de España.

Miembros

Entre integrantes destacaba Guadalupe Victoria, quien por entonces integraba el sexteto del Supremo Poder Ejecutivo, órgano colegiado que tras la abdicación y desconocimiento del emperador Agustín de Iturbide (Agustín I), gobernaba la patria del tlatoani Cuauhtémoc, José Hidalgo y Costilla y José María Morelos. “Victoria, quien… había sido nombrado miembro del poder ejecutivo provisional…  permanecía en Veracruz encargado de resolver diversos asuntos” [https://es.wikipedia.org]. Y al lado de Victoria, quien al año siguiente resultará electo por el Congreso como el primer Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se encontraban Varón Fuerte, designado como primer jefe de la Gran Legión y el fraile Simón de Chávez.

Ola expansiva

Desde el triunfo republicano en la planicie de Carabobo, en 1821, el nombre del Libertador Simón Bolívar escaló las cotas del mito en cuanto a concitar la admiración de letrados y militares en distintas latitudes de las Américas y Europa. Como se sabe, tres meses después de dicha jornada, Panamá declaró su independencia y su anexión a la Gran Colombia; y meses después le seguiría Santo Domingo, al tiempo que en Centroamérica y Nueva España, cobraron firme impulso las fuerzas animadoras de la emancipación. Así en septiembre de 1821, el antiguo oficial realista Agustín de Iturbide proclamó con el Plan de Iguala, la separación de Nueva España, respecto a la Corona asentada en Madrid. Y en el ínterin, se conformaron los núcleos definidamente republicanos de la antigua Nueva España, que rechazaban el proyecto de imperio encarnado por Iturbide. Y entre estos nucleramientos destacó la logia del “Águila Negra”, con su figura cimera el general Victoria, a quien se reconocía como el único líder azteca que en 1821 “se había distinguido por rechazar el Plan de Iguala, para no renunciar a su proyecto de independencia absoluta” [https://www.redalyc.org pdf].

Bolívar y Victoria

Este último, en coincidencia con el ideario de Simón Bolívar, habría de proclamar la abolición de la esclavitud, favoreciendo las propuestas anfictiónicas del héroe caraqueño y que habrían de materializarse en el Congreso Anfictiónico de Panamá. Justamente, refiriéndose a este último punto, el Libertador, en carta del 8 de mayo de 1825, informa al vicepresidente F. P. Santander acerca de una misiva recibida de uno de los amigos íntimos del general Victoria, según la cual este último “estaba pronto a que se me nombrase (a Bolívar) Generalísimo de la Unión Americana. Esto se conforma -apunta el Libertador- con la memoria publicada por el Ministro de Estado de México, la cual habla con mucho elogio del proyecto de la federación y de la parte de nuestro gobierno -la Gran Colombia- en este plan” (Simón Bolívar, Cartas, Vol II, pág 128].

México y Cuba en 1823

Distintas visiones se debatían en los círculos de letrados que en forma semiclandestina se oponían al régimen imperial de Iturbide y que a su vez deliberaban respecto a la amenaza en su frontera norte, configurada por el naciente expansionismo estadounidense, así como en torno a la culminación continental de la gesta anticolonial. En los inicios de 1823, mientras las tropas de Bolívar y su lugarteniente Antonio José de Sucre, se aprestaban para coronar la independencia en los países del Sur, en las adyacencias del Golfo de México, Cuba y Puerto Rico, así como en el Castillo de San Juan de Ulúa -en costas veracruzanas-, se mantenía izada la bandera española. Tres meses después de fundada el “Águila Negra” en tierras mexicanas, será debelada en Cuba la Conspiración de los ‘Soles y Rayos de Bolívar’, algunos de cuyos miembros terminarán en el cadalso y otros escaparán al exterior. Varios de sus integrantes tras llegar a México, se enrolarán en el “Águila Negra”, creando una sucursal de esta logia revolucionaria en la Mayor de las Antillas.

 

Sinóptico

1778

Voltaire y la perfectibilidad

Este día murió en París François-Marie Arouet, conocido con el apelativo de Voltaire. A la altura de Isaac Newton, John Loocke y J. J. Rousseau, su obra representa una cúspide de la Ilustración y el pensamiento filosófico, que prohijó las revoluciones políticas de los siglos subsiguientes. Voltaire, en el marco del optimismo vital y la idea de la historia como progreso continuo, adhiere la idea de que la especie humana está regida por el principio de perfectibilidad, acogiendo asimismo la postura de un cinismo radicalmente crítico. A él se le atribuye el aforismo “No estoy de acuerdo con lo que dice, pero daría mi vida por su derecho a decirlo”.

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