Néstor Rivero Pérez

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El 24 de enero de 1824, hace doscientos años, el Libertador Simón Bolívar, desde su lecho de enfermo en Pativilca (Perú) dirige epístola a Pedro Gual, secretario de Relaciones Exteriores de la Gran Colombia, instando a que dicho gobierno acelere los trámites ante Gran Bretaña, con el propósito de que esta potencia conceda su reconocimiento al novel Estado suramericano y a la vez “a todas las secciones de la América” recién libertadas o que se encontraban en contienda contra la Corona española.

“El triunfo de los serviles”

Ya el día anterior, 23, el Padre de la Patria había expuesto en carta al vicepresidente Francisco de Paula Santander quien, ante la ausencia de Bolívar -por hallarse este dirigiendo las fuerzas patriotas en tierra inca- ejercía el Poder Ejecutivo grancolombiano en Bogotá, que “El interés del drama político del mundo y en particular de la América, va creciendo a proporción que se aproxima el desenlace” [Simón Bolívar, Obras Completas (Compilador: Vicente Lecuna), Tomo I, Cs, 1980, Tomo I, Pág. 883]. El comentario atendía a la impresión que produjo en el ánimo del Libertador la novedad que constituyó para el panorama político europeo, la caída del Trienio Liberal en la Península Ibérica “Ayer nos ha llegado la inmensa noticia de la catástrofe de la causa liberal en España, con el triunfo súbito y completo de los serviles” [Ibídem]. Se refería el héroe caraqueño a la reimposición de Fernando VII como monarca absoluto en la Península, patrocinada por el ejército francés invasor al mando del duque de Angulema y al que, en atención a su confesionalismo se conocía como “los Cien Mil Hijos de San Luis”.

La Santa Alianza

En 1815, con motivo de las coaliciones militares que enfrentaban al Imperio Napoleónico, las monarquías absolutas de la Rusia zarista, Austria y Prusia, conformaron la Triple Alianza, con un miembro coyuntural, el Reino Unido, gobernado por una monarquía constitucional. Esta triple asociación a la que se denominó como Santa Alianza, por su defensa de del absolutismo y la religión, se citaría en Verona (Italia) en 1822 bajo el liderazgo del canciller Metternich de Austria, quien “llegó a considerar más peligrosa la Revolución española de 1820, que la Revolución Francesa de 1789” [Wikipedia.org]. E instigada por F René de Chateaubriand, quien representaba en Verona al restaurado Luis XVIII de Francia, los miembros de la Santa Alianza aprobaron que un ejército galo de 90 mil hombres ocupase España para restablecer a Fernando, constituyéndose en amenaza sobre la América.

Riesgos para la América que combate

Y el Libertador expone, con la precisión del cirujano que hace finos cortes con su bisturí, los nuevos riesgos que se derivan de aquellos sucesos para las nuevas Repúblicas suramericanas y la porción de América que aún combatía, al hacer notar “lo que el duque de Angulema ha dicho sobre la sumisión de América. Los godos del Perú han profesado altamente la opinión de no reconocer la Independencia de América ni aun cuando el gobierno español la reconociese” (Simón Bolívar, (Ibídem, Pág. 883).

El Viejo y el Nuevo Mundo

Con la agudeza que supo cultivar desde el inicio de su vida pública, el Libertador ponderó las expresiones del duque de Angulema, y la sombría perspectiva que significaban para las colonias insurrectas del Nuevo Mundo “La Santa Alianza ha llevado sus armas hasta los muros de Cádiz; el mundo viejo gravita sobre el nuevo, ha faltado el equilibrio entre ambos hemisferios; y solo Inglaterra, señora de los mares, podrá protegernos contra los esfuerzos reunidos del servilismo europeo (…) parece muy conveniente a los intereses de -la Gran- Colombia y consiguiente a las explicaciones de la Gran Bretaña, que el Poder Ejecutivo tome las circunstancias críticas de que estamos amenazados, e invite al gobierno británico…a fin de…que insista exigiendo de España el reconocimiento de la misma Independencia de todas las secciones de América” [Simón Bolívar Obras Completas (Carta a Pedro Gual, Pativilca, 24-01.1824), Tomo I, Pág. 886].

Sinóptico

1848

Irrupción popular en el Congreso Conservador

Este día y tras un disparo efectuado en contra de la multitud que se agolpaba a las puertas del Congreso -dominado entonces por el Partido Conservador-, el pueblo de Caracas irrumpió violentamente dentro del recinto parlamentario. La trifulca, que resultó en varios muertos y heridos, se originó en la circunstancia de haberse corrido en la calle la voz “han secuestrado al Ministro”, del gabinete del Presidente J Tadeo Monagas. El forcejeo de los partidarios del gobierno buscaba rescatar al Ministro Sanabria, a quien ciertamente se le había impedido salir. Y el primer disparo accionado por los custodios del Congreso provocó el ingreso violento de los grupos de la calle. El orden retorna con el arribo a caballo del Presidente Monagas, quien invita a la tranquilidad.

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