Néstor Rivero Pérez

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El 14 de abril de 2002 en horas de la madrugada y luego de ser rescatado por militares constitucionalistas que lo trasladaron en helicóptero desde la Base Naval de La Orchila -donde estuvo en condición de secuestrado desde el día 11-, el Presidente Hugo Chávez arribó al Palacio de Miraflores para reasumir sus funciones al frente del Estado, haciendo con un crucifijo en mano, un dramático llamado a la paz y a la reflexión de los venezolanos, especialmente a quienes se habían involucrado en la aventura desestabilizadora de aquellos días.

Llamado a la paz

El regreso de Hugo Chávez a Miraflores ese 14 de abril -como consecuencia de la movilización popular y el pronunciamiento del grueso de la oficialidad media y tropa constitucionalistas-, abrirá un nuevo ciclo en el pugilato entre los dos modelos de país: El neoliberal y abiertamente privatizador que impulsó el golpe, y el del Estado Social y de Justicia consagrado en la Constitución de 1999. Y este nuevo ciclo se manifiesta en dos líneas: De una parte la búsqueda de diálogo, para asegurar la convivencia pacífica de los venezolanos a que llamó el Presidente Hugo Chávez, tendiendo puentes hacia los factores de la oposición involucrados en la trama desestabilizadora; y, de la otra, procurando la pacificación de ánimos en quienes no admitían el modelo constitucional aprobado por el pueblo en 1999.

Nuevo ciclo

Meses después, esos mismos factores, tomarán la Plaza Francia de Altamira, organizarán el Paro Petrolero y, de otra parte, asistirán a la “Mesa de Diálogo” mediada por la OEA, para incumplir, casi de inmediato, sus compromisos de respeto a la Constitución. El nuevo ciclo pasó por varias circunstancias políticas; de una parte, en 2015, dichos factores desestabilizadores obtuvieron en elecciones de 2015 el control del Parlamento, impulsando una agenda externa de boicot económico contra Venezuela, en el marco de la hostilidad geopolítica del Departamento de Estado de EEUU contra la patria de Bolívar.

Símil de Luzardo

Queda pues la lectura simbólica respecto al comportamiento de las fuerzas vivas de la época, banqueros, comunicadores, académicos, quienes en nombre del “orden”, la “decencia” y el progreso, aplaudieron el acta de un golpe de Estado delante de las cámaras de TV, la deposición de la Constitución y encarcelamiento de un Presidente electo. Se trata de la dislocación de principios jurídicos por quienes actúan hablando “en nombre de la civilización”, al modo de un envejecido Santos Luzardo que atenta contra los derechos de quien, como la Mariselita galleguiana, proviene de la Venezuela plebeya y profunda, para expresar hondo reclamo de justicia. Y este segundo Santos Luzardo desconoce las promesas y querellas de su juventud, tal como actuaron los días 11, 12 y 13 de abril de 2002, magistrados, rectores, dirigentes de partidos y sindicalistas afiliados al golpismo en contra de las instituciones.

No soy domable”

“…para que llegue el día en que ningún niño pase hambre, para que llegue el día en que ningún hombre o mujer pase hambre o esté viviendo bajo los puentes, buscando algo de comer, para que llegue aquel día en que vivamos todos en condiciones de igualdad, todos con la mayor suma de felicidad posible; todos debemos saberlo: El único camino es la Revolución (…) decía uno de ellos -un oligarca- ‘Chávez parece un potro salvaje, pero vamos a domarlo’. Ellos tratan de hacer eso, pero no soy domable, aquí me tienen, hermosamente sometido a la causa del pueblo” [Hugo Chávez, Discursos 2003, Vol 5, Cs, 2005, págs 282-283].

Sinóptico

1850

Sociedad de la Igualdad

Este día se constituyó en Santiago de Chile, la ‘Sociedad de la Igualdad’, inspirada en el liberalismo radical, con elementos del romanticismo y el socialismo utópico que por entonces eran corrientes novedosas de la política, la cultura y la filosofía en Europa y algunas regiones de América. En el seno de la Sociedad se integraban jóvenes letrados, artesanos y gente del común. El alma de la organización fue Francisco Bilbao, quien seis años antes se había visto excluido como estudiante de la Universidad de Chile, en proceso instaurado por el Consejo Universitario, bajo acusación de subvertir los valores de la sociedad chilena, al publicar en la revista El Crepúsculo, su escrito  Sociabilidad chilena, en el cual condenaba el conservadurismo de la sociedad austral. Sometida a votación la expulsión de Bilbao de la Universidad, los cinco miembros del Consejo votaron así: Dos a favor, dos en contra y el quinto voto, el del rector don Andrés Bello, resultaba decisivo, optando este por la exclusión de Bilbao. Este marchó a Francia, donde concluiría sus estudios, regresando a su patria en 1848. Dos años después, un día como hoy, Bilbao, junto a Benjamín Vicuña Mackenna y Santiago Arcos, entre otros, fundó la Sociedad de la Igualdad. Un hijo de don Andrés, Francisquito Bello, formó parte de la Sociedad de la Igualdad.

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