Tal día como hoy nació Gottfried Wilhelm Leibniz: el último hombre en saberlo todo de todo
Néstor Rivero Pérez
El 1° de julio de 1646 nació en Leipzig (Alemania) Gottfried Wilhelm Leibniz, el último gran polímata que ha conocido la historia, dado que incursionó, teorizó y produjo, conocimiento con profundidad en áreas sustantivas como filosofía, lógica, epistemología, teología y Derecho, además de física, geología y matemáticas.
Para muchos historiadores de la ciencia, Leibniz es el mayor matemático que ha producido la humanidad.
El último genio
Es muy posible que la expansión de información que lleva a pensar hoy que la base del acervo universal de saberes impida que una sola mente, por muy amplia y brillante que sea, se contenga en forma permanente y descifre cada compartimiento de la memoria de lo que la humanidad ha acumulado como conocimiento en las distintas ramas, matemáticas, mecánica, economía, biología y química, astronomía, medicina -con sus especialidades en psiquiatría, gastroenterología, virología entre otras- así como filosofía, escuelas teológicas, economía, novelística, Derecho y educación, por citar algunas áreas del humanismo, todo a la manera en que lo propone Johan Wolfgang Goethe con su personaje Fausto de Johan Goethe. Justamente la Revolución Científica del siglo XVII capitaneada por el físico Isaac Newton, se hizo sumamente difícil que al lado del humanismo alguien pudiese “formarse suficientemente en todos los campos del conocimiento; después ya solo hubo especialistas” (Wikipedia).
Contemporáneos suyos llegaron a identificarlo identificaban con el calificativo de “Biblioteca Ambulante”. Entre sus méritos destaca el de haber sido el primero en organizar las bibliotecas por orden alfabético, por título y materia, de la letra “a” hasta la “z”.
“República de las Letras”
Aquel a quien numerosos investigadores de la historia de la ciencia y la técnica, como el último genio que ha dado la humanidad, ha recibido del profesor Javier Echeverría, durante el II Congreso de Historia de la Ciencia.
“Un artista del intelecto, pero ante todo artista que, visto desde hoy, pensó lo moderno y lo premoderno” (https://www.youtube.com). Leibniz además de transmitir con suma donosura, como se aprecia en la publicación República de las Letras, iniciativa de literatos y matemáticos y cuya primera impresión en Francia en 1665 y en la cual publicó numerosos artículos sobre filosofía, matemáticas, y otras especialidades. Indíquese que la República de las Letras sería, asimismo, editada años después en otros países del Viejo Mundo.
Su intensísima actividad ha determinado que se le tenga como “trabajador infatigable, un cosmopolita, un gran científico y uno de los espíritus más poderosos de la civilización occidental” (https://www.exevi.com).
Se cuenta que Leibniz, quien criticaba las monarquías absolutas como las de Felipe II y Luis XIV. Soñaba con ejercer como Ministro de la Cultura, con el propósito de impulsar el nexo simultáneo entre ciencias, artes y universidades.
Cálculo y calculadora de Leibniz
Leibniz poseía excepcional capacidad para inventar aparatos. Se le tiene como creador del “sistema digital”. Dentro de los productos de su ingenio destaca un primer instrumento numérico de 1672 “una calculadora capaz de multiplicar, dividir y extraer raíces cuadradas” (https://sites.google.com).
Dicho artilugio se basa en ideas del español Ramón Llul y Blas Pascal. Junto con este aparato resalta la invención del cálculo infinitesimal y el sistema binario, que se proyectan hasta hoy como “piedra angular de todas las arquitecturas de computadores actuales” (https://www.exevi.com).
Debe indicarse entre este filósofo y científico alemán y el otro gigante de la época Isaac Newton, nunca se entabló la amistad por malentendidos a propósito de las innovaciones que ambos dieron a conocer, casi al mismo tiempo, sobre el cálculo, campo en el que ambos trabajaron por años al mismo tiempo sin saberlo.
Aunque en física Newton le superaba, en el resto de los campos Leibniz estaba por encima.
Sinóptico
Partido Comunista de China (PCCh)
1921
Este día se reúnen en Shanghái un pequeño grupo de activistas revolucionarios chinos y estudiosos del pensamiento marxista, entre quienes destacaban Chen Duxiu y Li Dazhao, con el propósito de fundar el Partido Comunista de China, cuyos ochenta millones de militantes hoy le convierten en la organización política más grande del planeta. Para 1920 Lenin envía rumbo a China “al ruso Gregorio Voitinski y a Yang Mingzhai, chino formado en Siberia, para articular con los marxistas chinos la organización del Partido Comunista de China, que se fundó en Shanghái el primero de julio de 1921, en una reunión en la que fue nombrado secretario general Chen Duxiu” (https://nodulo.org/ec).
A tres semanas de su fundación se instalaría, en la misma Shanghái, “el Primer Congreso del Partido Comunista de China con la participación de doce delegados, entre ellos Mao Zedong”. El 1 de octubre de 1949 es proclamada en Beijing “la República Popular China”.
