Tal día como hoy se libró la jornada de “Tierritas Blancas”, única derrota militar del Libertador Simón Bolívar en 1813

Néstor Rivero Pérez

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El 10 de noviembre de 1813, ya finalizada la Campaña Admirable, tuvo lugar al oeste de Barquisimeto (Lara) la jornada de Tierritas Blancas, medición de las fuerzas realistas comandadas por el capitán general español José María de Ceballos y el Ejército Patriota jefaturado por el Libertador Simón Bolívar. En dicha jornada las fuerzas de Ceballos, aprovechando la confusión del corneta republicano en la transmisión de una orden, se hizo con el triunfo; aunque semanas después los independientes se desquitaron con el triunfo de Araure.

1813

Habiendo escalado la primera cima de su gloria continental con la Campaña del Magdalena y la liberación del oriente desde Nueva Granada hasta Cúcuta -dentro de un ciclo de operaciones sin sufrir una derrota entre diciembre de 1812 y el 28 de febrero del año siguiente-, el entonces brigadier Simón Bolívar vio acrecentar sus tropas con voluntarios y la confianza del gobierno neogranadino, recibiendo apoyo en su proyecto de entrar a Venezuela. Así, el héroe entrará invicto a Caracas el 6 de agosto de 1813.

Ceballos

Se trataba de un oficial disciplinado y cuya carrera militar en Venezuela había comenzado en 1810 de la mano del entonces capitán general Vicente de Emparan. Para 1813, había enhebrado a su favor combates como el de Coro, a finales de 1810, en el cual al frente de una pequeña fuerza derrotó al ejército patriota enviado desde Caracas al mando del general Francisco Rodríguez del Toro (Marqués del Toro). Igualmente, después de Tierritas Blancas, Ceballos agregará a su hoja de servicios su victoria de Bobare sobre Juan Manuel Aldao. No obstante será Ceballos quien salga derrotado al frente de los realistas en la célebre Batalla de Araure, conducida hasta en sus detalles por el Libertador el 5 de diciembre de ese mismo año 1813. Con la llegada de Pablo Morillo al frente de un ejército expedicionario de diez mil hombres enviados desde la Península por Fernando VII, Ceballos se mantiene activo hasta 1816, cuando se vio relevado de sus cargos en Venezuela por el español Salvador de Moxó y Quadrado.

De septiembre a noviembre

Tras su entrada a Caracas el 6 de agosto, el Libertador se abocó al aseguramiento del sitio a Puerto Cabello, que permanecía en poder español, y a la fortificación de sus posiciones en el triángulo Valencia-litoral-Caracas, núcleo del territorio bajo su mando y de donde esperaba obtener hombres y vituallas. Así, se le verá desplazar su cuartel general entre la ciudad capital, Valencia, San Carlos. Y tras asegurar con los recursos de que disponía el sitio a Puerto Cabello sale con rumbo, al frente de sus tropas, a Barquisimeto, ante la inminencia de un ataque desde centro-occidente. En el ínterin el Ejército a su mando había vencido en Bárbula y Vigirima, a expensas de perder oficiales como Atanasio Girardot.

Tierritas Blancas

Por error seguramente en la comprensión de una orden que le fuere transmitida,  el corneta patriota tocó a retirada, en momentos en que al fragor del encuentro se esperaba de ellos ese 10 de noviembre que la caballería acometiese de modo resuelto a las brigadas enemigas. Al respecto corrieron versiones encontradas “al final del combate —por “error o traición”— se escuchó entre las columnas republicanas un toque de tambor o corneta que ordenó la retirada. La derrota fue total, y quedaron tendidos en el campo más de mil soldados del ejército republicano. Como castigo moral a los dispersos, Bolívar ordenó quitarle armas y banderas, hasta tanto no las conquistasen en el propio campo de batalla” [http://www.aviacion.mil.ve]. Los derrotados se vieron reagrupados bajo la denominación vergonzosa de “Batallón Sin Nombre”, despojándoles de sus fusiles, para armarles solo con lanzas. Su propio coraje les reivindicaría el 5 de diciembre siguiente, durante la Batalla de Araure, cuando el Libertador les reconozca con el honroso nombre de los “Vencedores de Araure”.

Sinóptico

1999

Ciencia para la paz

Este día la Conferencia Mundial sobre la Ciencia celebrada en Budapest (Hungría), aprobó fijar el 10 de noviembre como “Día Mundial de la Ciencia y la Paz”. Esta efemérides pretende crear una clara noción acerca del modo responsable en que debe ser gestionado el conocimiento científico, tecnológico e innovador, dado su poderoso impacto en la vida de las personas y comunidades. Así, la Declaración de Budapest puntualiza la necesidad de que la “práctica de la investigación científica y la utilización del conocimiento, deberían siempre orientarse al bienestar de la humanidad, incluida la lucha contra la pobreza, y respetar la dignidad y los derechos de los seres humanos, así como el entorno medioambiental global”. Y dicho magno cometido se conjuga con la grave responsabilidad que las actuales generaciones adquieren con el porvenir en lo atinente al ejercicio ético y compromisos de resguardo de la naturaleza.

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