Un Polinacional  fue asesinado y calcinado por motivos pasionales

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Un amigo lo citó a una vivienda ubicada en el sector de Catia. Allí fue golpeado con tubos, herido de muerte con arma blanca y estrangulado. Foto @douglasricovzla

VEA / Carlos Batatin

Un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana, identificado  como Luis Alberto Castro León, de 33 años de edad, fue visto por última el 16 de febrero en el populoso sector de Catia. Su cuerpo fue hallado calcinado en la carretera vieja La Mariposa, parroquia Coche, municipio Libertador, Caracas. Fue asesinado por motivos pasionales.

Sobre este caso, el director general del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Douglas Rico, detalló que Castro León ese día conversó vía telefónica con su amigo Gregory Joseph Méndez Suarez, de 35 años de edad, quien se encuentra prófugo, y lo citó a una vivienda ubicada en el citado sector.  

Al llegar a la residencia, de inmediato fue  sometido por Gregory y dos de sus cómplices: Andrés Sánchez, de 38 años, y Jorge Luis Miranda González, de 37 años de edad, apodado «El Negro». Ambos fueron capturados.

Relató el director del CICPC, que el trío de sujetos portando objetos contundentes (tubos), lo golpearon de tal modo que lo dejaron mal herido. Luego le propinaron múltiples heridas con un arma blanca y finalmente lo estrangularon con un mecate.

Posteriormente  al cerciorarse  que ya estaba muerto, el cuerpo lo meten en bolsas plásticas y lo ocultan en una de las habitaciones. Esperan a que oscurezca y Jorge y Gregory  salen de la vivienda y se trasladan hasta Petare, donde arrojan el celular de la víctima, mientras que Andrés se encarga  de hacer desaparecer  una moto KLR  en la que llegó Luis Alberto Castro León.

Al llegar nuevamente a la zona donde le dieron muerte al funcionario de la PNB, ubican al propietario de un Chevrolet Caprice, placas MCH85R, con el fin de que les hiciera una carrera con la finalidad de buscar mercancía para un puesto de frutas donde trabajaban.

Especificó Douglas Rico, que al llegar al lugar acordado, al conductor lo amenazan de muerte con un arma de fuego para obligarlo a que los ayude a trasladar el cuerpo de la víctima hasta el sector donde fue hallado; lo rocían con gasolina y lo incineran, para intentar desaparecer el cuerpo».

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