Guido Jorge Zuleta Ibargüen

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En este tiempo de crisis global y con intentos de integración solidaria, como es la reunión del ALBA-TCP sobre turismo y cultura en Caracas con perspectiva de descolonización, comunidades de buena voluntad de Nuestra América, conmemoran la Pascua del Obispo Leonidas Proaño, quien partió el 31/8/1988, en Quito.

Proaño nació el 29/1/1910 en San Antonio de Ibarra, Ecuador. Dice el padre Pedro Pierre, que como mestizo, Proaño decía: “¡Amo lo que tengo de indio!”. Su labor se centró en el despertar religioso y social de los indígenas… fue figura de la reunión episcopal latinoamericana de Puebla, México, 1979, que confirmó la opción de la Iglesia por los pobres. Monseñor es reconocido como “el obispo de los indios” y “profeta latinoamericano de la Iglesia de los Pobres”.(Pierre P.  Leonidas Proaño, Fermento de un nuevo Ecuador. Rebelión.org. 28/8/2021).

Como legado cultural de Proaño, por su acción en favor de la reivindicación histórica de los derechos del pueblo indígena, su pensamiento y obra fueron declarados el 29/8/2008, durante la presidencia de Rafael Correa, Patrimonio inmaterial del Estado Ecuatoriano. Se une así al legado de profetas como Luther King, Oscar Romero y Gandhi. Como faro a tomar en cuenta para rescatar a la humanidad en peligro de autodestrucción, por las ansias de poder manipulador de fundamentalismos religiosos y racismos, motivados por el afán de lucro a costa de cualquier vida.

La comunidad ecuménica de Fundalatincon el P. Juan Vives, tuvo oportunidad de intercambiar con Proaño, como defensor de los derechos humanos, desde la perspectiva ética de la teología de la liberación. En este nuevo aniversario de su Pascua, Fundalatin, junto a organizaciones populares, gobiernos responsablesy el papa Francisco, en unidad en la diversidad, refuerzan la misión común, en la construcción de un mundo fraterno con cuidado de la gente y de la Madre Tierra.

Para romper el círculo de la esclavitud de los indígenas, les entregó las haciendas que eran propiedad de la diócesis, para que la cultivaran de manera colectiva. Su diócesis era mayoritariamente indígena.

El Centro de Formación de Santa Cruz de Riobamba pasó a ser un faro de evangelización liberadora e inculturada para todo el continente y más allá de él. Por todas partes, hombre visionario y decidido, se empeñó en despertar la dignidad y a querer para su diócesis una “Pastoral al servicio del Reino” desde los indígenas.

Monseñor reconocía en ella “la posibilidad de implementar una sociedad más justa y fraterna”.

Les ayudó a volver a asumir las riquezas de su cosmovisión ancestral: Monseñor Proaño, tanto en Caracas como en su sede de Riobamba.

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