Asumir al enemigo

Luis Zárraga

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En la vida hay que asumir los retos y estar preparados para ello según la situación que se nos presente; se debe contar con la gente, con el pueblo, pero si hay que asumirlos solo, uno tiene que seguir adelante porque son situaciones a las que nos lleva el destino.

El destino, a quien escribe, nos ha llevado en varios momentos a tener que asumir retos y los hemos adelantado por sobre todo los riesgos.

En una ocasión en el año de 1983,siendo la periodista Rosana Ordóñez ministra de Información (OCI), designada por el gobierno de Ramón J. Velásquez, propuso mi nombre, en reunión de los directores de ese organismo comunicacional, para que asumiera el cargo de director del despacho. En ese instante le dije sin titubear:“Soy hombre de retos y acepto”.

Al poco tiempo, Ordóñez me dejó entrada la noche del 18 de diciembre del ’83, a cargo del despacho de ese ente informativo.A las 8:00 pm repica el teléfono interministerial y al atender la llamada me dicen: “Buenas noches, habla el presidente de la República, Ramón J. Velásquez, ¿quién habla?”. Me identifico y me notifica que acaban de matar en Colombia al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, que se requería redactar un comunicado fijando la posición del Ejecutivo nacional y enviarlo de inmediato por Venpres a todos los medios de comunicación social del país…“Le doy los lineamientos generales, ¿usted puede asumir esto en ausencia de la ministra?”, me preguntó. “Claro, Presidente”, le repliqué, y de inmediato lo redacté y lo envíe vía fax a los periódicos del país, siendo publicado en todos ellos.

En otra ocasión, en el año 1992, salía presuroso de mi residencia en San Bernardino para ir a la Escuela de Comunicación Social de la UCV, y en la esquina de la avenida Panteón con Av. Galipán, intenté tomar el Metrobús, Ruta 421. El bus arrancó al cambio de luz del semáforo y me le atravesé y le hice señas al conductor para que me abriera la puerta; el conductor me explicó por la ventanilla: “Lo siento joven, perdió su chance” y arrancó.

Al frente del volante iba Nicolás Maduro. Esa imagen, de quien luego sería nuestro Presidente, me quedó grabada. Allí, Maduro me demostró que siempre ha sido hombre de asumir retos, y a pesar de mi injustificada disconformidad para que me dejara subir, no lo hizo porque ese era su trabajo y su deber.

Con esos ejemplos de retos en positivo y asumiendo los retos del presente, debo referir que hoy, la almirante Carmen Meléndez, ministra de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, está demostrando que los retos hay que asumirlos, así sea asumiendo a los enemigos que se atraviesen y eso es lo que ella ha adelantado con el caso de las bandas criminales de la Cota 905, al combatirlas con los organismos policiales del Estado, buscando la tranquilidad ciudadana.

Meléndez dejó claro que estas mafias terroristas “contaban con apoyo logístico, comunicacional y financiero, con el objetivo de causar el caos y afectar la estabilidad de Venezuela. No descansaremos hasta desarticular, material e intelectualmente, a estas mafias terroristas”.

“Expreso un especial agradecimiento al pueblo caraqueño, que ha tenido la paciencia y la conciencia necesarias durante las operaciones de liberación. Mantendremos los esfuerzos para preservar la tranquilidad y el vivir bien de todas y todos los venezolanos”. El despliegue de seguridad es para la protección y resguardo de nuestro pueblo en Caracas, en las parroquias La Vega, Santa Rosalía, El Paraíso, San Juan y El Valle”, sentenció.

Meléndez es una mujer de retos y por eso nos quitamos el sombrero ante su accionar.

A los enemigos hay que asumirlos, como decía recientemente el secretario ejecutivo del ALBA-TPC, el boliviano Sacha Llorenti: “Enemigo es el mundo neoliberal, nos ha querido llevar a una democracia de espectadores donde no se tenga en cuenta el pensamiento; las burguesías no tienen patrias, solo tienen bolsillos”.

El enemigo únicamente piensa en el dinero, cuánto hay para eso, como es el caso de lo ocurrido en Haití, con el magnicidio del presidente Jovenel Moises, a quien mercenarios de Colombia y EEUU, mataron.

En esta vida hay que asumir los retos sean del tamaño que se nos presenten, pero también hay que saber asumir a los enemigos. Como reza un trozo de la letra del tema del cubano Silvio Rodríguez: “Será que la necedad parió conmigo. La necedad de lo que hoy resulta necio. La necedad de asumir al enemigo. La necedad de vivir sin tener precio”. Y por siempre refunfuñar como demostración al enojo, o enfado, como señal de que estamos y seguimos en la pelea. Así seamos rezongones consuetudinarios y en lucha por las mil batallas de esta vida.

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