Pedro Estacio
@Urgentess

Todas las personas que habitan Venezuela, nacidos o no en estas tierras, debemos ayudar a los gobernantes a frenar el caos que hay en algunas de nuestras ciudades y pueblos más pequeños, aunque unos cuantos crean que vivir en el desorden es lo natural, por aquello de que somos caribes.

Y como se trata de ser útil para quienes gobiernan, mostremos a través de estas líneas ese caos que está en nuestras narices y que se inicia cuando no enriquecemos nuestro conocimiento y conciencia mediante la lectura.

Hacemos parte del caos cuando ignoramos -lo que es cierto- como funciona la distribución del agua, las fugas de ese líquido y la electricidad y sus diversas conexiones, lo que evidencia la ausencia de igualdad en estos servicios.

Es un caos que las aceras sean tomadas no solo por vendedores ambulantes, sino por los cientos y miles de motorizados y autos por carecer de estacionamientos municipales. Hay muchas aceras rotas y sin reparación.

Hay desorden cuando las alcantarillas encierran un caudal inmenso de basura, son limpiadas y los desechos quedan en las calles y nadie los recoge. Igual, cuando pasan meses rotas.

Sigue el caos cuando la desigualdad abraza los servicios de teléfono, internet, gas, transporte urbano, seguridad, recolección de basura en algunos centros residenciales y otros en contenedores y algunos en las calles. Todos los ciudadanos no reciben igual trato.

Hay caos cuando el desorden irrespetuoso rodea a los semáforos; pocos cumplen y la mayoría se detiene sobre los rayados. No se ven policías para controlar el tránsito ni oficiales en las esquinas. Motorizado que se respete ignora lo que simbolizan los semáforos y de paso ponen a la gente a esquivarlos.

Las calles en una dirección son violentadas por conductores en vía contraria. Dan la vuelta en “u” en las esquinas que les place, mientras que los comerciantes venden su mercancía siguiendo la línea del dólar paralelo, aunque la cotización del Banco Central de Venezuela, BCV, sea menor. Solo les interesa meterse un billete.

Se genera el caos cuando las ordenanzas municipales son incumplidas y cortan árboles en algunas localidades; y por otro lado, las personas no escuchan música para sí sino que alteran la tranquilidad de los demás con el alto volumen que ponen en sus equipos.

Los ciudadanos, vale indicar, no son sancionados porque algunos manejan como argumento el hecho de que Venezuela es un país agredido y los ciudadanos vienen padeciendo mucho desde hace años y no hay que hacerlos sufrir con sanciones.

Hay mucho más, situaciones que enriquecen el caos, como es el caso de los diversos medios de comunicación cuyo desorden en su funcionamiento merecen un análisis aparte y diferenciado dado el impacto que ocasionan en las personas que, por lo general, se conducen en el caos diario y en los niños que los van obligando a formar parte del caos.

De lo que se trata esta nota es de que los funcionarios y sus ayudantes, así como los consejos comunales, se enteren que hay un volumen alto de situaciones en las calles que fortalecen el caos en las ciudades. Hemos visto cómo en menos de un mes levantan una supercancha “que le roncan los motores” para los jóvenes, lo que está perfecto, porque es necesario para canalizar las energías en la juventud, pero esa rapidez, velocidad, para hacer algunas cosas, choca con la ausencia de solución a muchos otros problemas que también caotizan a las ciudades.

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