Néstor Rivero Pérez

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El 19 de agosto de 1692 se ejecutó la condena a la horca de seis habitantes del poblado de Salem, en Massachusetts (EE. UU.), enjuiciados por prácticas de brujería, a partir de rumores fraguados en un ambiente de histeria e intolerancia religiosa.

Breve historia de la intolerancia

Tal sería el título apropiado para un libro mediante el cual se rastree en tiempos durante los cuales por motivos religiosos, políticos, raciales, culturales, económicos o de otra índole, se persiga a quienes manifiesten ideas, o posean rasgos o condiciones distintas a los grupos de poder en el seno de una sociedad: Los primeros cristianos, perseguidos en sus misas dentro de oscuras catacumbas por impíos centuriones incluso; se conoce a su vez la persecución de que fue víctima Hipatia en los tiempos en que Alejandría se convertía al cristianismo bajo la guía del obispo Cirilo y se llegó a apedrear y a linchar a la más eximia inventora y científica de la antigüedad. Y dicha intolerancia, que expresa pasiones con irracionalidad extrema, también se cobró, en el siglo XVI, la vida de Miguel de Servet y Giordano Bruno, adelantados del saber en Medicina y Astronomía, respectivamente.

El III Reich en la Alemania nazi, impuso guetos y cámaras de gas, contra judíos, gitanos y comunistas. Según el Instituto Tuskege entre 1862 y 1968, en EE. UU. se linchó, por motivos especialmente derivados del color de la piel, a 444 afrodescendientes.

En la Caracas de 2017, en medio de una protesta contra el gobierno nacional, fue linchado por una turba opositora, Orlando Figueira, venezolano de fenotipo afro e indígena.

Histeria en Salem

En 1692 la secta protestante de los puritanos hegemonizaba la vida pública en la pequeña localidad de Salem. Y en las postrimerías de un siglo, el XVII, cuando sus seguidores arribaban a EE. UU, huyendo del hambre y procurando una tierra para practicar sus creencias sin amenazas, establecerían en el período subsiguiente comunidades de credo cerrado, carentes de permisividad y convivencia respecto a otros credos, alcanzando incluso extremos de un sectarismo que daba pábulo a cualquier rumor sobre supuestos casos de superchería y brujería opuestas en término tajante a la ritualidad puritana.

Así, los descendientes de las dos primeras generaciones de colonos puritanos en Massachusetts, especialmente en Salem, escribirían una página de horror y crimen, en medio del ambiente de histeria colectiva que involucraba a una alta porción de población local, que se dejaba arrastrar por la opinión de los jefes religiosos, con influjo en las autoridades civiles y capacidad para acallar voces discordantes.

Chivos expiatorios

En dicho marco, toda disidencia se veía negada con un ambiente de histeria cultural, que veía como oprobio la más mínima manifestación crítica. “Los “pecados” de los acusados eran: hijos nacidos fuera del matrimonio, muerte de un cónyuge, nuevo matrimonio (…). Los primeros procesados fueron personas fáciles de condenar por brujería. Por ejemplo Bridget Bishop, una matrona tenaz y tres veces casada.

Sus “pecados”, argumentó el juez Nathaniel Saltonstall, eran “vestirse de escarlata, tolerar una tabla de pala y hacer que se hablara de ella». Sin embargo, Bishop fue acusada de poseer cerdos y muñecos, y de realizar hechizos a los salemitas” (https://ghostcitytours.com).

A la horca

Y en dicho ambiente emocional resultaba fácil inducir a personas atemorizadas para que se hiciesen eco de denuncias formuladas por individuos interesados en deshacerse de enemigos o por mera suposición de “practicar la brujería, esta (la primera) denuncia se realizó cuando notaron en dos niñas de 11 y 9 años de edad que sufrían de convulsiones y espasmos espantosos que alertaron a sus familiares (…). Estos afirmaron que fueron embrujadas por mujeres muy cercanas a la zona, que tenían los poderes de convertirse a sí mismas cuando es de noche”.

El juez de esa localidad creyó estas anécdotas y se encargó de dirigir la investigación a pesar de la histeria consumada por los habitantes” (https://resumiendolo.com). Y tras la denuncia fue instaurado el juicio, donde sin mayor evidencia se condenó por brujería a George Jacobs, John Willard, George Burroughs, John Proctor y Martha Carrier, quienes terminaron colgados. La ejecución de una sexta condenada, “Elizabeth Proctor, fue aplazada temporalmente porque estaba embarazada” (Wikipedia).

Sinóptico

Sucre triunfa en Yaguachi

Este día se escenificó la Batalla de Yaguachi, entre Guayaquil y Quito, cuyo triunfo permitió a Sucre despejar un nuevo tramo en su avance hacia Quito, en medio de graves obstáculos que le ocuparían nueve meses hasta aproximarse a Quito. El futuro Gran Mariscal habría de enfrentar en meses siguientes nuevos retos para dar en mayo de 1822 la definitiva jornada de Pichincha, la cual, junto a la Batalla de Bomboná dirigida por el Libertador Simón Bolívar pocos días antes, dio su independencia absoluta al Ecuador.

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