Pedro Estacio

@urgentess

Nuevamente tomamos butaca frente a otro montaje teatral de Estados Unidos, el cual forma parte de su amplio repertorio, ya clásico, de obras destinadas a disfrazar sus ambiciones de dominio político, económico y militar, adornadas con una cortina destinista de colorido racista.

Esta obra con nuevo ropaje, aunque es de corte añejo, tiene su centro radical en lo económico, que tiene trazas que se mostraron antes y en los días de la Segunda Guerra Mundial. No es posible esconder, por más que quieran, las ventas de camiones a la Alemania Nazi, muchos de los cuales fueron utilizados para transportar a los judíos que irían a los hornos crematorios, por decir algo.

Empresarios y políticos estadounidenses siempre han disparado sus miradas al futuro, donde como era de ser esperado, ya estaban en el mapa las naciones europeas y lo que hoy es la nación rusa.

Pasando por alto el recorrido histórico, económico y humano de lo acontecido en la pre y postemporada de la Segunda Guerra Mundial, donde las burbujas de la emoción les puso calor al activismo político, una nueva versión teatral asomó, como fue el comunismo y su conquista de Europa y en donde entraría en acción un quijote de más allá del Atlántico, dispuesto a defender una libertad que se veía (así era vendida) peligrar. No voy a echar el viejo cuento del negoción de la reconstrucción europea, traje a la medida confeccionado adecuadamente para la fiesta de la vida en el viejo continente.

De allí en adelante fue una temporada interesante desde el punto de vista de la política, el espionaje, los avances de la tecnología, de la vida democrática y, por supuesto, todo bajo el ropaje económico. La fiesta quedó completa con esa creación del andamiaje de organizaciones de carácter internacional que hoy se mantienen, pero muy manejadas por EE. UU., mortalmente manejadas.

Y los primos de los ingleses y sus corporaciones, volvieron con la remozada obra del anticomunismo, muy poco nombrado hoy día, pero vendiendo la idea del control y dominio, ya no del comunismo soviético sino de los rusos invasores, cuando quien invade y agrede es la derecha estadounidense, que vive más allá del Atlántico Norte.

Esta, más que colorida historia de una parte de la historia del planeta, va a las manos de políticos europeos y analistas, mucho más barnizada y  perfumada que antes y esto es el gran bla bla bla que discuten y llevan a los medios y redes y arman un barullo con la intención de hacer ver al planeta de una realidad que no es tal y detrás de la cual está la esencia real de los acontecimientos, y esa realidad es que es la metodología estadounidense empleada para consolidar sus negocios y no aflojar el control sobre la humanidad, no dejar caer el poder que siempre han tenido sobre todos los países, ese dominio global.

Por eso es explicable la participación de los primos de los ingleses en todos los conflictos que han existido los últimos 70 años y por ello la compra de conciencias y de bienes, de intervenciones y de ilegalidades registradas, pero que insisten en vender como la defensa de sus verdades. No son capaces de ir a un gran conflicto, porque saben que perecerían, pues para hacerse poderosos, han dejado un camino lleno de espinas y esa es ruta que tienen como salida. Muchos políticos y unos cuantos analistas saben esto, pero prefieren callar y hacer su inofensivo bla bla bla.

El 4F se mostró en Venezuela gigante, 30 años después, pero esos políticos y unos cuantos analistas en general, salvando los éticos, solo lo ven cuando puede significar beneficio para ellos, de lo contrario, se hacen los locos y dejan que el imperialismo siga haciendo de las suyas, lo ignoran adrede.

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