Expectativas globales y el aporte de movimientos sociales

 Eugenia Russian

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En medio de una crisis global, con tensiones bélicas, ¿es posible avanzar en la toma de conciencia global para un cambio de rumbo frente a la tendencia suicida humana? ¿Qué puede aportar en esta hora? ¿Qué influencia pueden tener los movimientos y comunidades religiosas para superar manipulaciones y temores opresores? Preguntas que surgen en las comunidades de buena voluntad del mundo.

El rol de los movimientos sociales como sembradores de cambio, con tareas imprescindibles hacia una alternativa humana frente a la globalización de la indiferencia, deben contribuir a poner a la economía al servicio de los pueblos, a construir la paz y la justicia, con un proyecto de vida, que rechace el consumismo y recupere la solidaridad, el amor entre la gente y el respeto a la naturaleza.

Los movimientos sociales están llamados a revitalizar y a refundar las democracias, que pasan por una verdadera crisis. La participación protagónica de los pueblos que buscan el bien común, puede vencer, con ayuda de Dios, a los falsos profetas que explotan el miedo y la desesperanza, que venden fórmulas mágicas de odio y crueldad o de un bienestar egoísta y una seguridad ilusoria.

Los movimientos deben seguir enfrentando el miedo con una vida de servicio, solidaridad y humildad, en favor de los pueblos y en especial de los que más sufren.

En esta hora de gran peligro, en la cual las niñas y los niños palestinos agredidos en la Franja de Gaza son la expresión del horror inhumano, al que puede llegar el afán de dominio de las grandes maquinarias bélicas que pretenden cubrirse en nombre de Dios, las comunidades ecuménicas conformadas como gran fuerza ética, apoyan las iniciativas de gobiernos responsables y de las acciones transformadoras de organismos internacionales, para frenar el genocidio y abrir cauces a la  recuperación de la dignidad humana y a la paz con justicia.

 

 

 

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