Rindieron homenaje a seis mujeres víctimas de la IV República

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Fueron ellas Mercedes “Chela” Vargas, Aurora Morales, Lídice Navas, Nancy Zambrano y las hermanas Marlene y Brenda Esquivel. Fotos cortesía Orlando Acosta.

Rindieron homenaje a seis mujeres víctimas de la IV República

VEA / Nancy Martínez

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Fundación Contralmirante Manuel Ponte Rodríguez desarrolló este sábado 08 de marzo un acto de reconocimiento a Mercedes “Chela” Vargas, Aurora Morales, Lídice Navas, Nancy Zambrano y las hermanas Marlene y Brenda Esquivel, exmilitantes del movimiento guerrillero, revolucionarias y aún activas luchadoras venezolanas; iniciativa que contó con el apoyo del Concejo Municipal de Caracas, el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

Héctor Rangel, combatiente activo de la fundación, resaltó que el homenaje se realizó a estas seis mujeres porque son referencia de las luchas en Venezuela. “Representan a todas las que lucharon y dieron su aporte en la causa revolucionaria, son muchas, valiosas como ellas, que hoy se constituyen en ejemplo, unas se fueron, ya no están con nosotros, otras siguen en esta lucha permanente por la conquista del Socialismo y apoyando a este proceso revolucionario encabezado por nuestro presidente Nicolás Maduro Moros”, expresó.

Las heroínas recordaron, desde el estrado, sus luchas para luego recibir la Orden Livia Gouverneur, de manos del concejal Jimmy Gudiño en representación del Concejo Municipal de Caracas. El reconocimiento lleva el nombre de la estudiante universitaria e integrante del Partido Comunista de Venezuela asesinada el 1° de noviembre de 1961 por el régimen de Rómulo Betancourt.

Las homenajeadas disfrutaron junto a los asistentes de la presentación de Leo Salazar, un artista del cuatro que ofreció un alegre concierto, todo ello con para celebrar y mantener viva la memoria de aquellas que han luchado por hacer la Patria libre y vivir por Venezuela.

En el marco de este evento, Diario Vea logró de ellas las siguientes declaraciones.

Aurora Morales: No perder las enseñanzas de Hugo Chávez

«He sido toda mi vida una revolucionaria, formada en el Partido Comunista de Venezuela, de lo cual me siento muy orgullosa. Aquella fue una época con décadas que tienen sus propias características. La de los años 60 fue una época con un gran sacrificio, de un gran amor por la patria. La juventud, fundamentalmente, entregó todo, en función de un cambio social por la liberación nacional y el socialismo», expresó Aurora Morales, hija del capitán Víctor Hugo Morales, uno de los jefes militares de El Porteñazo, rebelión del año 1962 en el estado Carabobo contra el régimen del adeco Rómulo Betancourt, cuyo gobierno marchaba en contrasentido con las promesas hechas durante la campaña electoral.

Rememora que la década de los años 70 fue una época de repliegue en la Venezuela saudita, «…una época muy difícil a nivel político, muy compleja. Después llegamos a la década del ´80, de crisis económica, la gente no conseguía trabajo, y luego llegamos a los años 90, donde Hugo Chávez nos salva de irnos a una situación de irrupción insurreccional, y nos enseña un camino pacífico para el cambio social». Asevera que en todas ellas tuvo algún protagonismo, incluyendo en la década del 60 por ser hija de Morales, a quien recuerda como «dado su estrecho vínculo con por ser hija de mi padre, uno de los jefes militares de El Porteñazo, que se mantuvo «…revolucionario toda su vida, y murió como revolucionario».

No duda sobre el rol de la mujer venezolana en las luchas: «Siempre ha sido la jefa en las luchas reivindicativas en las comunidades, jefa moral y espiritual en los hogares, y por supuesto, en el proceso revolucionario liderizado por el comandante Chávez, la mujer se entregó mucho más aún, y aprendió cosas como valores éticos, principios políticos, gracias a que Hugo Chávez develó lo que era el funcionamiento del sistema capitalista, no solo a nivel mundial sino también en el ámbito nacional, nos dijo cómo era el comportamiento de un Estado burgués, y cómo se debía luchar».

Estiman que las enseñanzas del Gigante barinés aún quedan «…y por eso hay una resistencia del pueblo, así como también hay descontento por errores, desviaciones, etc., pero no debemos perder la esperanza, porque Hugo Chávez continúa viviendo en el corazón del pueblo y los revolucionarios de verdad, verdad, tenemos el compromiso histórico de que esas enseñanzas de Hugo Chávez no se pierdan y que no se pierda la esperanza, gracias a ese pueblo».

Chela Vargas: Lucha femenina es desde la independencia

«El espíritu de lucha de la mujer venezolana se mantiene. Te puedo decir que la mujer venezolana, desde la época de Independencia, con Luisa Cáceres de Arismendi y otras que la acompañaron y siguieron, son ejemplo de una ética singular en la historia de Venezuela, estimuladas por el impulso del Libertador Simón Bolívar emprendieron su combate con fuerza, con energía, con valor; y en todas las etapas, las mujeres venezolanas han emprendido la lucha con valor. Por ejemplo, en la época de transición después de Juan Vicente Gómez, como lo hicieron Carmen Clemente Travieso, Olga Mujica, que también emprendieron su lucha y organizaron a las mujeres» refirió Mercedes Vargas Molina, mejor conocida como Chela Vargas.

La lucha de nuestras mujeres, indicó, ha sido política, generalmente contra dictaduras. Afirma que pensaron que era necesario crear conciencia en el pueblo «…para que, cuando eligieran a sus representantes, estuvieran claros porqué los estaban eligiendo. Así, crearon un centro de alfabetización para niños, jóvenes y adultos. También usaron la cultura, y tanta fuerza le dieron a esa lucha cultural, que se empeñaron en que, en el periodo democrático, la gente supiera cómo actuar conscientemente», explicó quien entre otras actuaciones participó en 1970 en la instalación del Congreso Cultural de Cabimas, jornada caracterizada por la defensa de la identidad nacional y denuncia contra el imperialismo.

Hoy en día, entre los valores revolucionarios y los valores de la oposición, explica, hay una trivialización mediática que transforma en heroínas a mujeres «…que sólo van por el mundo a sentarse con otros presidentes, traicionando la Patria, y crean organizaciones para perjudicar al Estado y a las organizaciones femeninas que se mantienen al lado de la Revolución».

Destaca el avance concretado en el derecho de obtener el 50% de la representación política en las instituciones. A su juicio, «…lo más importante ha sido la lucha de las mujeres de los barrios, que primero se hicieron padre y madre para resolver los problemas inmediatos de su hogar y de sus hijos, y hoy, la mujer de barrio es una mujer consciente, revolucionaria, chavista, siguiendo los discursos de Chávez, apasionados y libertadores».

Involucra el tema de las comunas y sentencia: «Te das cuenta que allí se da una solidaridad y una amistad diferente a la de antes, cuando éramos institucionalizadas, cuando nos mandaban las tareas desde arriba, y ahora no es así. Ahora, nuestras tareas, nuestros proyectos, son realizados por nosotras mismas, y ahí transmitimos toda nuestra creatividad».

Resueltamente cita al filósofo italiano Antonio Gramsci (1891-1937): «Todo el mundo tiene una práctica, pero no sabe que la tiene, pero cuando se da cuenta que la tiene la pone al servicio de la transformación del mundo” y remata: «Ahí es donde te das cuenta que eres capaz de construir un proyecto en conjunto, y que lo puedes llevar a práctica en ese conjunto, y allí te sientes realizado».

Lídice Navas: La lucha va más allá de un selfie

«Cuando nos incorporamos a la lucha por la justicia social, por el socialismo, sabíamos que en cualquier momento podíamos dar la vida, y aún así, luchábamos por amor a nuestro pueblo. Éramos y seguimos siendo internacionalistas, entendiendo que la lucha por la justicia va más allá de nuestras fronteras. Nunca aspiramos a que esa lucha nos fuese reconocida con un cargo, o por recibir un salario, no, nos desprendimos de nuestros hijos, porque también los queríamos por cuanto eran parte de nuestro pueblo. Muchas cayeron, muchas entregaron su vida, algunas sobrevivimos y aquí estamos para continuar en esa lucha», declaró Lídice Navas, venezolana cuyo esposo y un hijo ofrendaron sus vidas -en la década de los años 80- en pro de la liberación de El Salvador.

Reconoce que hoy «…no nos persiguen, aunque estábamos luchando por lo que seguimos luchando hoy, porque si bien es verdad que hemos logrado avanzar en los derechos de las mujeres, todavía no es suficiente».

Expone que una de las misiones es «…dejarle a las nuevas generaciones de mujeres luchadoras el mensaje de que no se trata de un selfie, que no se trata de aparecer en tendencia en las redes sociales, no, la lucha no es por eso, la lucha es por avanzar en esos sueños que se han venido haciendo realidad poco a poco, pero a los que aún les falta muchísimo, para transformar la conciencia en consciencia bolivariana, socialista, con base en principios y valores».

Sin rubor plantea que las mujeres de hoy «…tienen que ser como nosotras lo fuimos, teniendo claro que, aparentemente, y esto es bueno decirlo también, no nos están persiguiendo, pero sí somos perseguidas por el imperialismo que se ensaña con las mujeres, y por eso tenemos que prepararnos para estar atentas a cuando nos quieran aplicar el ensañamiento que aplicaron a mujeres como Miriam Barreto Merchán o Dilia Rojas, masacrada en Yumare«, población del estado Yaracuy en la que el 8 de mayo de 1986, nueve (9) dirigentes sociales y militantes de izquierda fueron capturados y posteriormente, exterminados por un comando del Ejército y la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), bajo las órdenes del entonces comisario Henry López Sisco, subordinado del entonces Presidente, Jaime Lusinchi.

Precisa que «…la lista es larga» cuando hablar de mujeres desaparecidas en la Cuarta República se trata, por lo que asegura que hoy toca aprender de ellas, de su fuerza, de su entrega, con valor, con valentía «…por que a ninguna de nosotras se nos fue la lengua para delatar o entregar a nadie».

Nancy Zambrano: «Tenemos la gente que puede luchar»

Subraya que fue participante de las luchas de la década de los 60, época en la que «…obtuvimos una experiencia de lo que queremos dejar, que es cómo, en este país, sigue vivo el espíritu de Bolívar, de una juventud que fue capaz de dejar todo: su familia, los estudios, su trabajo; para meterse en una lucha dura, difícil, muy complicada, pero que nos permitió ver que teníamos una juventud que cuando se necesitaba, estaba presente».

Clasifica como «dos procesos distintos» la realidad del pasado y la actual. «Si bien hay unos hilos conductores, son dos generaciones diferentes y si bien la lucha armada en otros países se impulsó desde los sectores rurales, para mí, en la lucha armada en Venezuela tuvieron más impacto los movimientos militares y la lucha urbana, en la ciudad», indica.

Concluye que aunque la lucha armada fue derrotada dejando a muchos y muchas en el camino, «…esos movimientos los volvimos a ver en los 90, con una generación distinta, nueva, para retomar los movimientos cívicos – militares, cuyo principal exponente fue Hugo Chávez».

Su memoria viaja al año 2000, para apuntar que desde entonces ha habido una mayor participación gracias al proceso que lideró Hugo Chávez: «Yo veo buena incorporación de mujeres y jóvenes, así que podemos decir que tenemos la gente que puede luchar, tenemos la gente que hay que formar, que hay que hacer que estudie, que lea, que pueda, realmente, aceptar los retos dificilísimos que vemos, por la situación en el mundo, por el impacto de la tecnología en la sociedad que están originando cambios en el mundo», relató.

Marlene Esquivel: Si el enemigo no descansa, estaremos activas

«Empecé en las luchas cuando iba a cumplir 13 años y estudiaba en el Liceo Caracas, gracias a mi mamá, que fue revolucionaria de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), y nos permitió estar en la juventud comunista. Vivimos el fascismo, la persecución, camaradas desaparecidos, la traición cuando hubo la división, llamada pacificación por algunos, cuando mataron a muchos camaradas que no quisieron doblegarse a lo que dijera el Presidente de turno de ese entonces. Ese sí era un régimen fascista».

Así fue la reacción de Marlene Esquivel, mujer quien junto a su hermana, Brenda, y su hija de apenas 24 dí.as de nacida, fue torturada en 1972 por el terrorista de origen cubano, Luis Posada Carriles, quien comandó el allanamiento a su vivienda en La Victoria, estado Aragua.

Al hacer un viaje mental al pasado, defiende la decisión de haber permanecido en la lucha política «…aún cuando los mismos compañeros del Partido Comunista de Venezuela nos veían con odio. Ahí, mi hermana y yo pasamos al Partido de la Revolución Venezolana y las FALN, hasta que conocimos a la gente de Punto Cero (0), y nos fuimos con ellos. Cuando en el segundo mandato de Caldera se decía que ya el país estaba pacificado, que ya no había guerrilla, Punto 0 le dio el golpe certero».

La seguridad la envuelve cuando dicta que «…la lucha de las mujeres revolucionarias nunca va a terminar, dejaremos de luchar cuando ya no tengamos vida. La mujer, ahorita, está en la calle, en la comuna, en la UBCH, gracias mi comandante eterno Hugo Chávez, cuyo legado continúa nuestro presidente Nicolás Maduro, que lo ha hecho muy bien».

Con certeza señala: «, le dieron a la mujer más empuje, Chávez dignificó a la mujer, se bautizó feminista y hoy las mujeres estamos empoderadas, abarcamos casi todos los espacios, «La lucha nunca acaba porque el enemigo no descansa y mientras el enemigo no descanse, estaremos activas».

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