Néstor Rivero Pérez

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El 27 de mayo de 1763 nació en San Francisco de Tiznados (Guárico), Juan Germán Roscio, figura central del procerato civil venezolano en tiempos de la Guerra de Independencia, hasta su fallecimiento en 1821.

Entre los merecimientos de Roscio destacan haber sido el redactor del Acta de Independencia fechada el 5 de julio de 1811; director del Correo del Orinoco, y presidente del Congreso de Angostura.

Castas y toga

Hijo del oficial retirado Giovanny Roscio y la mestiza Paula Nieves, el futuro prohombre se distinguió desde niño por su elevada aplicación al estudio.

En 1800 obtuvo el grado de doctor en Derecho Civil. Y habiendo solicitado su inscripción como profesional, le fue negada por el Colegio de Abogados de Caracas, bajo el señalamiento de no poseer Roscio “pureza de sangre”.

A tenor de los prejuicios coloniales y de casta sostenía la corporación togada, que la madre de Roscio era “india”. Llevado el pleito a instancias superiores, la Corona dictaminó a favor del peticionante. Así Roscio se convertirá en adalid de las luchas por los derechos civiles y la no discriminación.

El lunar de Ocumare

El 28 de abril de 1806, tras combate naval, son apresados frente a Ocumare de la Costa, 58 expedicionarios que acompañaron a Francisco de Miranda en su tentativa libertadora. Diez de los prisioneros fueron condenados a muerte y el resto “a prisión y trabajos forzados”.

Uno de los abogados fiscales precisamente fue Juan Germán Roscio, y como traductor, Andrés Bello. Sin embargo, al igual que letrados como Francisco Espejo, Miguel José Sanz y otros, Roscio desde 1808 comienza a identificarse con los proyectos de independencia que cristalizarían el 19 de abril de 1810.

 

La aurora del prócer

De este modo, en los sucesos del histórico Jueves Santo, cuando el cabildo de Caracas depuso al capitán general Vicente de Emparan y asumió el gobierno con el nombre de Junta Suprema, Roscio tendrá una actuación decisiva para el logro de tal desenlace.

Así, entre 1810 y 1812, el papel de Roscio es de primer orden para la puesta en marcha de la Primera República, bien como redactor de la Gazeta de Caracas, como diputado del Congreso de 1811, o canciller de la Primera República.

 

“Ocho monstruos”

La prominente actividad pública de Roscio ha de depararle sinsabores al momento de la derrota. Cuando en julio de 1812 Caracas sea tomada por el realista Domingo de Monteverde, Roscio será detenido y llevado a las mazmorras de La Guaira.

El nuevo gobernante lo remite a España encadenado, junto a otros siete patriotas, con una misiva donde les califica de “los ocho monstruos” y como principales trastornadores del orden colonial en Venezuela.

Durante dos años Roscio y sus compañeros padecen un cautiverio en condiciones deplorables que afectarán su salud, hasta que en 1814 logra salir a la franja británica del Peñón de Gibraltar. En 1817 estará en EE. UU., donde escribió su célebre tratado Del triunfo de la libertad sobre el despotismo.

Luz de Angostura

Luego de la liberación de Guayana, Roscio se trasladó a Angostura, donde el Libertador Simón Bolívar, en su carácter de Jefe Supremo, le asignó altas funciones en la organización del tercer período de la República. Y al frente del Correo del Orinoco Roscio producirá la más cabal defensa pública de la llamada República de Las Floridas, establecida por patriotas suramericanos en la isla Amelia de la Norteamérica hispana.

A su vez se desempeña como presidente del Congreso Constituyente instalado en Angostura el 15 de febrero de 1819.

 

Fatalidad
En reconocimiento a su brillante hoja de servicio civil, es designado en 1820 como vicepresidente de la Gran Colombia, y como tal viaja a Cúcuta a asumir el cargo.

Sin embargo, el agotamiento y enfermedades derivadas de una existencia de dificultades le llevaron, ya en Cúcuta, al sepulcro el 12 de marzo de 1821. Bolívar calificó el hecho de “muerte desgraciada”. En su lugar fue nombrado el prócer neogranadino Antonio Nariño.

 

Sinópticos
1517
Carta Latina a favor de los indios

Fray Pedro de Córdoba junto a otros clérigos sensibilizados por el drama que padecían los indios en la América conquistada, redacta una extensa epístola a Carlos V, exponiéndole las duras condiciones a que era sometida la población aborigen. Desde 1511 Córdoba y Fray Antonio de Montesinos, habían controvertido con los gobernantes coloniales, obteniendo las Leyes de Burgos, que limitaban el maltrato denunciado. Se les unirá Fray Bartolomé de las Casas.

1867
Abdicación de Maximiliano

Tras haber ejercido como emperador de México desde 1864, y ante la inminente derrota de sus partidarios, los conservadores mexicanos por parte de los juaristas y liberales, Maximiliano hizo leer por José María Lacunza -presidente del Consejo de Ministerio del imperio- su abdicación. Ello fue un acto inútil, por cuanto ya la guerra estaba prácticamente terminada a favor de Benito Juárez, quien había encabezado la resistencia contra la invasión francesa desde 1863. Al mes siguiente, Maximiliano terminó fusilado en el cerro Las Campanas.

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