Julián Rivas

Creer en un estado ideal para el periodismo, es un absurdo. Pero llevar el periodismo a niveles grotescos, es una desgracia.
El asunto es comprensible, hasta cierto punto. El periodismo es caja de resonancia de la lucha de clases, de intereses coloniales. Ha sido así. Pero el periodismo hoy se ha pasado de la raya, de los límites del sentido común. El periodismo está empatanado como está el mundo, donde los plutócratas globalistas quieren imponer su ideología postmoderna y destructora de la humanidad que hemos conocido.

El problema se volvió crisis o metástasis con la creciente hegemonía de las grandes corporaciones. Algunos llaman a eso Hollywood. Es la «industria cultural». Tiene sello estadounidense, como todo lo que llaman hoy Occidente. Miren a Televen. No habla del Esequibo. Consumo de tiempo en farándula. Seguramente creen que eso es lo que le interesa al venezolano. O imponen los temas. Así es noticia, la separación o el nuevo marido de Ricky Martin, o el nuevo novio de Jennifer López o las querellas de Lady Gaga, o el último escándalo de Bad Bunny. Caramba.
Es terrible. Vea, reportar una fiesta en Estados Unidos y debatir a quién le lució mejor el vestido en los culos de Jennifer López y Kim Kardashian. ¿Usted ha visto broma? Eso hace Televen. ¡Grotesco!
Inevitablemente debo recordar al poeta Argenis Daza, nuestro profesor en periodismo en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela. Varios periodismos, ética y legislación de medios, problemas sociales contemporáneos, fueron materias que estudiamos con Daza, nativo de Tumeremo, periodista, abogado, revolucionario y buen amigo. Siempre lo recuerdo. Y particularmente durante estos días de tan mal periodismo.
Daza podía estar en clases, o en el café o hablando en una relación profesor-estudiante siempre respetuosa, y nunca autoritaria académica. Era un maestro clásico. De repente pasaba Leoncio Barrios, profesor de Psicología de la Comunicación que había hecho un doctorado en Estados Unidos; Daza torcía la cara, como molesto, pero de inmediato sonreía. Nos decía con lentas palabras: «Qué apretao, cinco años en Estados Unidos, para descubrir, que la telenovela es una culebra!
De esos polvos nos vienen muchos de estos barros. Porque no hay periodismo que diga cosas en Venezuela y menos que ofrezca soluciones. Una que otra individualidad o publicación. Hasta los premios de periodismo se volvieron decadentes. Han caído en el descrédito. Se lo dan a cualquier muchacho de una u otra parcela política. O se reconoce anualmente a un viejo que es expresión del antiperiodismo, Carlos Croes. Desde tiempos de la mentira del «milagro económico» de Jaime Lusinchi, hasta el sol de hoy, en Televen, Croes pinta y aliña lo que él cree que es periodismo. Puede ser información dirigida o algo peor. Pero, ¿periodismo? Dúdelo.
En ese canal hay una guerra contra Rusia. Todos los días el señor Fernández aborda la guerra en Ucrania mintiendo. Nada dice del carácter criminal de la OTAN, tampoco difunde, y menos denuncia, los crímenes de Israel. Las noticias y opiniones económicas son como las vea Fedecámaras. Por cierto, los cargos de los prebostes en las cámaras empresariales como que son hereditarios y con cierta preferencia por los hijos de italianos.

Uno se entera de tantas cosas absurdas por Televen, que agrega novelones de mafiosos colombianos y mexicanos, terratenientes brasileños y una corte de analistas de farándula. Ahí asuntos como la reclamación del Esequibo, la mayor tarea estratégica de Venezuela, no se mencionan. Hacer de un medio de comunicación una especie de estafeta de lo reaccionario, e incluso de lo antinacionalista, en una sociedad republicana, debe servir para la reflexión.

El periodismo en Venezuela no explica el mundo de hoy. .Ahí está el caso de las inhabilitada María Corina Machado. Díganme qué estado-nación se cala lo que ha hecho esta señora. Revisen las sanciones políticas en Corea del Sur, Singapur, Indonesia, Pakistán, todo el Medio Oriente, y saquen conclusiones. Una inhabilitacion que es de 2015 ahora es cuando Europa se da cuenta. Cómo los medios venezolanos han dado cobertura a lo que dice Europa. Los europeos lucen alarmados, qué pena, advierten. Pero los europeos no se ven el ombligo.

En esta tierra de gracia tampoco lo advierten desde el periodismo. Porque se esconde que en Europa e Israel es normal la inhabilitación política. España es ejemplo; son muchas las inhabilitaciones a dirigentes y organizaciones políticas vascas o catalanas. Mucha tela qué cortar. Hay intereses de clases en este asunto. Recuerdo que Daza nos decía sobre los problemas sociales contemporáneos: Lean a Nicos Poulantzas y lo entenderán mejor. Sí, el grecofrancés escribió, entre otras obras, Estado, Poder y Socialismo. Si aquí, en vez de difundir mala poesía, se publicaran las obras de autores como Poulantzas, estaríamos mejor.

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