Alberto Vargas

@albertovargas30

 

Históricamente Venezuela ha sido acechada por el imperio. Esta vez quienes transitamos por sus espacios observamos cómo la crueldad y la criminalidad del fascismo y/o derecha fascista agrede al pueblo bajo la anuencia imperialista. Hay una guerra asimétrica, no convencional, desplegada en nuestro país que se traduce en boicot, acaparamiento, contrabando, usurería, estafa, y cuatro hojas más de etcétera.

Por ejemplo, son apreciables los oligopolios de los alimentos, productos de farmacia y cosméticos, se han convertido en verdaderos cárteles criminales y han elevado exponencialmente sus márgenes de ganancia en los últimos tiempos. A su alrededor gira una retorcida red de bachaqueo, contrabando, extorsión, secuestro, especulación y terror psicológico, este componente está conformado por un ejército de lacayos de la desinformación y la malicia informativa.

Otro ejemplo es que detrás de los brillantes neones de Locatel, Farmatodo, Excelsior Gama, Central Madeirense, o dentro de los encantadores empaques de Polar, Protinal, P&G, se esconde «el enemigo invisible».

Luego, en esta agenda criminal el FMI pretende legalizar internacionalmente la imagen de quiebra de Venezuela, aferrándose a las proyecciones de dólartoday, mampara propagandística de bancos y corporaciones de Wall Street para destruir el bolívar.

En este maniqueísmo el FMI toma como fuentes e insumos para sus caóticos reportes sobre Venezuela las mediciones de un opinador de la farándula financiera Steve Hanke (sirviente imperialista) y a un conjunto de consultoras y agencias que trabajan directamente para los centros de poder financiero, es decir, actores privados que trabajan por fuera y sin permiso de Estado alguno, percibiendo ganancias astronómicas por destruir pueblos.

Estamos es una guerra sin cuartel y sin fusiles. Cuando el FMI se refiere a la inflación (720%), al desempleo (17,4%) y a la caída del PIB (8%), en Venezuela, lo que en realidad está ejecutando es el diseño de expectativas y panoramas económicos que persiguen tres objetivos fundamentales: impedir que Venezuela pueda acceder a préstamos internacionales, instigar un clima de impago de deuda y de quiebra inevitable y guiar al capital nacional y extranjero para que mantengan su estrategia de hiperespeculación adaptada a los objetivos establecidos por la criminal agenda golpista.

Hay dos objetivos fundamentales de la Guerra No Convencional que se le está imponiendo ahora mismo a Venezuela: quebrar la moral del chavismo, su construcción ética, y desarticular la unidad patriótica y bolivariana de la Fuerza Armada Nacional. La historia nos enseña que no existe país que haya logrado resistir el asedio de fuerzas enemigas estando divididos pueblo y ejército. Hoy más que nunca el pueblo debe permanecer unido. ¡Unidad!

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