Néstor Rivero Pérez

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El 13 de enero de 1813, el prócer Santiago Mariño tomó la población de Güiria, en la costa sureste del actual estado Sucre, iniciando así la Campaña Libertadora del Oriente, al tiempo que en la frontera oeste de Venezuela -sin ningún conocimiento ni concierto entre uno y otro- Simón Bolívar abría operaciones por San Antonio, en los preliminares de su Campaña Admirable que le llevaría hasta la capital, Caracas.

Importancia de Güiria

El grupo republicano, que abrió operaciones sobre Güiria, dos días antes de la acción había firmado el Acta de Chacachacare -en jurisdicción de Trinidad-. Informaciones de pescadores, contrabandistas y allegados que comerciaban desde Macuro, Irapa, Güiria y otros puntos costeros del oriente con Trinidad, confirmaban la importancia militar de Güiria y las condiciones para la incursión republicana. Conocedor Mariño de la geografía de Paria y sus habitantes, optó por Güiria, donde confiaba enrolar voluntarios, como en efecto sucedió.

Mariño

Tras la caída de la I República y la entronización de un régimen realista de persecución, embargos, cárceles y exilio, Santiago Mariño, quien había participado en operaciones sobre Angostura en 1812, salió de Venezuela “refugiándose en una hacienda propiedad de su hermana en Trinidad. Indignado por las noticias de los crímenes de Monteverde, convocó a los oficiales que habían participado en los movimientos revolucionarios de 1810 y 1811 y resolvieron invadir las costas orientales” (https://unellez.edu.ve)

Expedicionarios

Todos los historiadores coinciden en que desde el islote de Chacachacare zarparon al menos 43 de los 45 firmantes de la célebre Acta del día 11, entre quienes destacaban, además de Mariño, Manuel Piar, José Fco Bermúdez y su hermano Bernardo, J F Ázcue, Juan José Valdez, y otros más que en los años siguientes cobrarían relevancia en la Gesta Magna. Dos se quedaron en Trinidad, uno fue Manuel Valdez, para enrolar en Puerto España u otro grupo de simpatizantes. Años después Valdez, a las órdenes del Libertador Simón Bolívar, sería uno de los héroes de las Campañas del Sur y el Perú.

Armas empleadas

Solo un exceso de arrojo patriótico, en medio de una extrema carencia de armas, explica el triunfo de esta acción bautismal en la Independencia del oriente venezolano. Frente a un enemigo que, al mando del realista Juan Gavazo conocía del proyecto de expedición, y que a su vez poseía dominio de los puntos estratégicos de Güiria, así como artillería y suficiente arsenal de infantería; Mariño y los suyos además de las espadas de los oficiales, algunos machetes y lanzas de la tropa, solo contaban como armas de fuego, con cinco mosquetes.

En playas sucrenses

Caracciolo Parra-Pérez apunta en su obra Mariño y la Independencia de Venezuela, que los juramentados salieron de Chacachacare la misma noche del 11 de enero, a horas de haber firmado el Acta. De ser así, debieron haber llegado unas cuatro horas después a las playas sucrenses y ocultarse hasta el asalto a Güiria la madrugada del 13.

Al asalto

Otras versiones indican la punta este de la Península de Paria como sitio de llegada de donde partirían de noche hacia su objetivo, Güiria. Conscientes de que el éxito de la operación pendía de la nocturnidad, la sorpresa y el arrojo para desarmar e inutilizar a los oficiales y tropa de guardia en Güiria, la madrugada del 13 de enero, la toma constituyó lo que hoy se denomina “operación comando”, logrando en los primeros momentos que el acobardado Gabazo huyese a la localidad de Irapa.

Vítores

En su correspondencia de esos días, Santiago Mariño hace constar el regocijo con que fueron recibidos los expedicionarios. “Fuimos recibidos como redentores”, con muestras de devoción por los pueblos, lo cual se explica por el régimen de persecución y cárceles impuesto por Domingo Monteverde.

Sinóptico

1875

Nació Gumersindo Torres

Este médico falconiano se inició en la administración pública como Superintendente de Instrucción Pública de su Estado natal en 1908. De intensa vida pública, como ministro de Fomento bajo el gobierno de Juan Vicente Gómez, supo defender en distintas oportunidades el interés del país en materia de hidrocarburos, confrontando la hostilidad de las empresas extractivistas extranjeras. Y en la circunstancia de servir como ministro del Benemérito, siempre sostuvo con mesura y firmeza durante sus pláticas con este último en Las Delicias, de Maracay, planteamientos técnicos que resultaban inobjetables, por cuanto si en numerosas ocasiones colidían con los manejos de los consorcios petroleros, lograba despertar en el hijo de La Mulera la codicia por los nuevos ingresos que se desprendían de medidas como control a boca de pozo e impuestos por importación de maquinarias. En la Ley de Minas de 1918, Torres confirmó los derechos de propiedad e imprescriptibilidad de la Nación en sus recursos del subsuelo, jugando rol fundamental en la redacción de la primera Ley de Hidrocarburos venezolana. En 1938 resultó electo como primer Contralor General de la República.

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