Alberto Vargas

@albertovargas30

“Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, sentenció Simón Bolívar. Aquí el Libertador exhibe el difícil ejemplo de ser honesto y sincero, sobre todo en política; con ello aviva la conciencia ciudadana, en estas palabras que recoge su discurso de Angostura hace más de 200 años, que representó el pórtico luminoso para la jornada de la construcción de lo que hoy llamamos la República Bolivariana de Venezuela, después de tantos tumbos y traspiés.

Hoy como ayer, en el destino de los pueblos de Nuestra América se debaten dos concepciones irreconciliables, dos polos del drama universal: Libertad contra tiranía. Bolívar alertó que “nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte: Cercado por dilatados mares, nuevo en casi todos las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejo en las artes de la sociedad civil”. Existen factores externos contrarios a la autodeterminación de los pueblos que irrumpen para favorecer una paz verdadera y permanente. Hay una puja contraria al desenvolvimiento de los pueblos,  a la cooperación,  a la soberanía de cada uno, agresiones que buscan impedir el logro de un sistema en el que prevalezca la independencia, la igualdad, el derecho social, al igual que la unidad e integración, la solidaridad, soberanía, respeto mutuo, preservación de los derechos humanos, educación, trabajo, salud, vivienda, dignidad, entre otras garantías fundamentales como ingredientes, para una efectiva práctica responsable y honesta en la obligación de conducir las aspiraciones de los pueblos, esto es, «la mayor suma de felicidad», como lo dijo Bolívar.

Los pueblos dominados están reaccionando ante la opresión criminal imperialista. Nuestra América está respondiendo al compromiso consigo misma de completar la obra bolivariana para lograr la felicidad del hemisferio latinoamericano ahora y para siempre, pues volveremos a vencer.

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