Néstor Rivero Pérez

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El 10 de septiembre de cada año, desde 2003, la Asociación Internacional para la Prevención de Suicidios, con apoyo de la OMS, hace campañas a los fines de concienciar a la sociedad de que este flagelo es prevenible. Entre las medidas se encuentran las políticas públicas para la salud mental, acompañamiento familiar a quienes muestran actitudes proclives al suicidio, y entre otras la reducción del consumo de alcohol, factor potenciador del fenómeno.

Consumación y tentativas

De acuerdo a estudios en la materia, la OMS estima que por cada suicidio consumado, se realiza un promedio de veinte intentos de quitarse la vida. Ahora bien, el cuadro emocional del suicida responde a un padecimiento íntimo de drástico impacto en su psiquis, perturbando su habitualidad, bien originado en un estado físico de deterioro extremo en su salud, una frustración o agudización de dificultades en las relaciones interpersonales o afectivas, así como la soledad, esquizofrenia u otra perturbación mental. Y en muchos otros casos la tendencia al suicidio responde al repentino descubrimiento de graves condiciones en el orden financiero de quien estuvo habituado a niveles de egreso por encima de las reales posibilidades, espantándose la persona ante el eventual panorama de empobrecimiento brusco que se delinea en su futuro y que pudo derivarse de la imprevisión, la ruina por adicción a juegos de envite y azar o alguna circunstancia sobrevenida.

Fenómeno multifactorial

De su parte, la Organización Mundial de la Salud ha definido al suicidio “como acto deliberadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal (…) como un problema multifactorial, que resulta de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales. No obstante, apunta que la prevención y el tratamiento adecuado de la depresión, abuso de alcohol y otras sustancias, así como de quienes han intentado suicidarse, permite la reducción de las tasas de suicidio” [https://www.gob.mx]. Y en el caso de niños opera un contexto emocional configurado a propósito del maltrato o abuso reiterado que provocan adultos, la pérdida de uno de los progenitores o el divorcio y la nueva realidad, situación que ello determina en casa.

Trastornos y complejidad

La OMS ha identificado al suicidio como la segunda causa de defunciones entre las persona cuya edad oscila entre los 15 y los 29 años, justamente el ciclo etario que abarca desde el lapso de consolidación de los perfiles de personalidad del ser humano, hasta su definitiva afirmación como sujeto activo en los diferentes ámbitos de vida. Cada una de las vidas que desaparecen por vía de la autoconsumación, deriva también en pérdidas afectivas, de orden comunitario y vecinal; y, en ocasiones puede dejar su impacto en el plano económico, por cuanto “representa a un amigo, padre, hijo, abuelo o compañero de alguien. Por cada suicidio producido muchas personas alrededor sufren las consecuencias” [https://www.diainternacionalde.com]. Así la multifactorialidad del fenómeno no se proyecta solo en el cuadro anímico de quien atenta contra sí poniendo término a sus días, sino que deriva en trastornos que en distintos casos se proyectan a la siguiente generación de su cercana parentela.

“Ofrecer esperanza”

El equilibrio emocional de los individuos es el mejor antídoto frente a los riesgos de suicidio. Y ello amerita del concierto entre instituciones públicas y privadas, presencia de padres, escuelas, y organizaciones no gubernamentales. “Cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. Desde que la OMS declaró al Covid-19 como una pandemia en marzo de 2020, más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés. Centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante… crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza. Acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar, podría salvarles la vida” [https://www.paho.org]

Sinóptico

1960

OPEP

Este día se instaló en la capital homónica la Conferencia de Bagdad (Irak), de cuyas deliberaciones surgió el acuerdo de creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). La Conferencia concibió a la OPEP como instrumento para la articulación de políticas de las naciones productoras del petróleo. La OPEP ha dado debates intensos en torno a la controversia “cantidad de barriles vs precio”: La primera fomenta la inundación del mercado con abundante cantidad del oro negro, de modo que la cantidad de barriles vendidos asegure los ingresos del país; y dos, que se restrinja la cantidad de hidrocarburo al mercado, para elevar los precios. Hoy, por iniciativa venezolana, funciona la OPEP-Plus, actuación conjunta de productores miembros OPEP y productores No-OPEP.

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