Néstor Rivero Pérez

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El 13 de septiembre de 1942 el general Vasili Chuikov asume la jefatura del 64º Ejército de Infantería de la Unión Soviética, el cual defendía la estratégica ciudad de Stalingrado (hoy Volvogrado) de los ataques del 4o Ejército alemán, comandado por Friedich von Paulus, los cuales respondían al plan de operaciones que Adolfo Hitler había concebido para destruir la URSS y tomar posesión de sus cuantiosas riquezas energéticas en el Mar Caspio.

Varios generales

Stalingrado (Volvogrado) se ubica en la confluencia de los ríos Volga y Tsaritsa, franja de la actual Federación Rusa, región inmensamente rica en hidrocarburos y de los que carecía Alemania. Así, cuando los alemanes enfilan sus blindados a dicha capital, Stalin pone al frente al general Vladimir Kolpakchi, quien al mes es sustituido por Anton Lopatin.

Sin embargo los magros resultados en la defensa de la ciudad llevan a Stalin, jefe supremo de la URSS, a traer a Vasili Chuikov, quien se hallaba en China como asesor en la guerra de este país contra la invasión japonesa.

 Así, bajo el liderazgo de Chuikov, el 64º Ejército logrará contener la ofensiva alemana, lo que obligará a las unidades de la Wehrmacht a permanecer en el curso del crudo invierno de 1942 en los alrededores de la ciudad sin poder tomarla, ni evitar que se vieran rodeadas por un millón de hombres del Ejército Rojo procedentes de distintas partes de la URSS. Esto al final determinó la rendición alemana en febrero de 1943.

La más violenta

La invasión alemana al territorio soviético, y cuyo nombre en clave asignado por Adolfo Hitler fue Operación Barbarroja, comenzó el 21 de junio de 1941. En septiembre del año siguiente las tropas alemanas llegarían a las puertas de Stalingrado, en la que se combatió a lo largo de cinco meses.

Concluida la medición de fuerzas, los alemanes concentraron sus fuerzas en Kursk -Rusia central- en un intento desesperado por hacer retroceder al Ejército Rojo que ya iniciaba la contraofensiva que debía llevarle triunfal hasta Berlín en mayo de 1945.

En Kursk combatieron 3 millones de efectivos, más de 6 mil tanques y 4 mil aviones -fuerza no movilizada en ninguna otra jornada bélica de las que se registran-, y debe apuntarse que la de Stalingrado, con su saldo de dos millones de víctimas fatales de los dos bandos y población civil soviética, es considerada la acción más sangrienta y con mayor número de víctimas tanto de la II Guerra Mundial como de la historia universal.

  

Consecuencias
Stalingrado marcó el punto decisivo de inflexión del poderío alemán. La heroica resistencia de los pueblos que formaron la URSS, especialmente la Federación Rusa, para la victoria final sobre la Alemania nazi exigió un costo de 20 millones de muertos. Y en tiempos cuando todavía EEUU no poseía el arma atómica, serían la valerosa resistencia y la contraofensiva rusa las que marcarían el declive y caída del régimen alemán.

Sinóptico

1826

Bolívar proclama unidad de la Gran Colombia

Este día el Libertador Simón Bolívar dicta la Proclama de Guayaquill con el propósito de conjurar el peligro de desintegración de la Gran Colombia, y para procurar someter por esta vía de persuasión las tendencias separatistas del regionalismo terrateniente y la trama de algunos generales, con la injerencia de funcionarios consulares de EEUU, que adversaban el proyecto anfictiónico del Padre de la Patria.

El Libertador, procedente del Perú, arribó al puerto de Guayaquil la madrugada del 12 de septiembre. Inmediatamente comenzó a examinar con los hombres de su confianza que le aguardaban la grave situación planteada por la decisión del general José Antonio Páez de separar a Venezuela de la Gran Colombia. Páez procedió de este modo ante la amenaza de un juicio en el Congreso promovido por el partido santanderista en Bogotá.

La primera actuación de Bolívar, propia de un alma elevada, fue dictar al día siguiente de su llegada una proclama de perdón en la cual se ofrece como único culpable y dice: “No he venido a tiempo”.

Recuerda Indalecio Liévano Aguirre que Bolívar, al informarse de la situación calamitosa en toda la Gran Colombia, se sorprende por el malestar contra las autoridades de Bogotá, y especialmente el vicepresidente Francisco de Paula Santander.

Finalmente Bolívar, con su prestigio y su gloria, salvará la unidad de Ecuador, Nueva Granada y Venezuela hasta 1830 cuando, con él, sucumba la Gran Colombia.

En su proclama el Libertador expuso los sentimientos que distinguen un espíritu grande: “El grito de vuestras aflicciones penetró mis oídos… y he venido a traeros una rama de oliva. Aceptadla como arca de la salud  (…) no he querido saber quién ha faltado. Os llevo… dos brazos para uniros en mi seno; en él entrarán… granadinos y venezolanos. En vuestra contienda no hay más que un culpable: yo lo soy. No he venido a tiempo (…) todos somos grancolombianos. -Bolívar / Septiembre 13 de 1826”.

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