Néstor Rivero Pérez

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El 22 de abril de 1993, hace treinta años, falleció en Caracas Luis Beltrán Prieto Figueroa, abogado, ensayista, poeta, político y, por encima de todo un educador integral que extendió en los distintos actos de su existencia, el compromiso por reivindicar la educación y trasladar a la calle su lección del aula.

 

Un aula abierta

Nacido en 1903 en La Asunción, Nueva Esparta, Prieto estuvo dotado de una especial sensibilidad por la escuela y el niño; se graduará de abogado en la UCV en 1934. En el curso de su vida nunca se despegará de la trinchera magisterial. Y al tiempo en que Pío Tamayo, Salvador de la Plaza, Inocente Carreño y el mismo Rómulo Betancourt, ya militaban con un programa político antidictatorial, Prieto se inserta en la política por su propio camino: En 1932 Prieto funda la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP), que será ilegalizada por el régimen de Juan Vicente Gómez. En 1936 se integra a ORVE, presidida por Mariano Picón Salas; luego al PDN, donde confluyen socialdemócratas y marxistas. En 1941 Prieto integra el plantel fundador de AD.

Ideas políticas

Desde ORVE, con filiación socialdemócrata moderada, Prieto radicalizará en las siguientes décadas sus ideas hasta consagrar al Movimiento Electoral de Pueblo -creado en 1967-, como “Partido Socialista de Venezuela”, reivindicando la liberación nacional y democracia socialista-, Prieto recorre un camino de mayor compromiso con las causas populares y antiimperialistas, enfrentado a los intereses neocoloniales y oligarquías criollas. Defendió toda su vida la tesis de que las transformaciones sociales del país debían dar espacio principal a la escuela, conectándola con el trabajo. Así, por la defensa de la educación creará entidades gremiales, militará en partidos políticos, escribirá libros y disputará, tras la división más estruendosa de AD, la candidatura presidencial, quedando tercero en los comicios de 1868 en los que triunfó Rafael Caldera. En dicha campaña los medios de comunicación desatarán contra su persona una feroz campaña psicológica y de anticomunismo, que le haría disminuir el caudal de votos. Con toda franqueza reconocerá en 1981 ante la periodista Alicia Freilich “Creí en (Rómulo) Betancourt. Pensé que con él podía hacerse la revolución” [Libro-Reportaje Venedemocracia Cs, Monteavila Editores, pág 186].

Estado docente

El Estado tiene la rectoría, orientación y dirección de la gestión educativa de la sociedad. Esta tesis, conocida como “Estado docente” corona ideas de Simón Rodríguez, así como del Libertador y su Cámara de la Educación, expuesta en 1819 ante el Congreso de Angostura. Y sin embargo, la exclusividad del Estado Nacional en la rectoría de la educación, no niega el concurso de establecimientos privados, ajustados a los requisitos de ley. Afirma Prieto que “no puede… asignarse… esta función de dirección, de formación del espíritu del ciudadano, a una organización privada, que atendiendo a sus intereses particulares, descuidaría… aquel espíritu de comunidad, de convivencia”, Y expone que es al Estado a quien corresponde forjar el espíritu de los ciudadanos “habilitándolos para vivir en sociedad”. Dicha tesis ha sido incorporada a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Luminosa lección de pedagogía ciudadana”

“…maestro que hace el libro, dicta la norma, establece el principio, pero también demuestra su practicabilidad. Se realiza en la concreción del ejemplo, en un país de teorizantes y transplantadores (…) Luis Beltrán Prieto Figueroa se yergue… y nos enseña -en la más luminosa lección de pedagogía ciudadana- cómo se ha de ser militante responsable y digno de la sociedad” [José Ramón Luna, Defensa militante, Ediciones El Mácaro, pág 417].

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