Néstor Rivero Pérez

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El 6 de marzo de 1049 falleció en El Cairo (Egipto), Abū ‘Alī al-Ḥasan ibn al-Ḥasan ibn al-Hayṯam, conocido en Occidente como Alhacén, y cuyo nombre se ha inmortalizado por su consagración del método científico como instrumento para  acceder al conocimiento y su subsecuente constatación, e igualmente por sus contribuciones a la óptica.

El método

A diferencia de los sabios griegos, quienes estimaban que al conocimiento podía accederse por la razón, Alhacén sostenía que era indispensable “realizar experimentos para comprobar lo que se ha escrito, en lugar de aceptarlo a ciegas como verdadero” [https://www.balansiya.com], dando pie con sus formulaciones, al desarrollo de indagaciones, conjeturas y procedimientos de verificación que habrán de conducir a lo que desde el siglo XVII comenzó a identificarse como “método científico”, sustentado en la experimentación, habiendo legado cerca de un centenar de textos de los cuales “se conservan más de 55 y comprenden un amplio abanico de materias. Alhacén defendía que toda hipótesis teórica debía ser probada con evidencias”. Concluyendo al paso de los años, que la constante observación conduce a una mayor aproximación al curso de los hechos que se reiteran en el tiempo, Alhacén dio pasos en cuanto a la experimentación, relacionándola con la observación y la argumentación racional, para dar una explicación sensata al naciente campo de conocimiento aplicado, la óptica. Así, Alhacén elaboró la “teoría de la intromisión de la visión, en la que los rayos de luz son emitidos desde los objetos y no desde los ojos” [Wikipedia].

Óptica

En el temprano siglo XI, en medio de un entorno cultural con escasos incentivos para la investigación y la comprensión de fenómenos físicos, astronómicos y de otras ramas que pudiesen cuestionar el saber establecido, Alhacén logró enhebrar varios cursos del pensamiento clásico que reposaban desde varios siglos atrás en  archivos de templos, bibliotecas y castillos, para arribar a la conclusión de que era posible construir instrumentos para facilitar la visión a distancia, de quienes padecían atrofiamiento de dicho sentido. “Su investigación sobre las lentes condujo al desarrollo y la producción de los primeros anteojos o gafas, microscopios y telescopios” [Ibídem]. De este modo, en Alhacén se encuentran los primeros eslabones del ciclo que configura como método científico: “Declaración  explícita de un problema, prueba y crítica de una hipótesis, examen de los datos conducentes a la conclusión, y publicación del resultado” [Ibídem].

La venturosa condena

Dos mil quinientos años atrás, el pensador helénico Empédocles suponía que el ojo fue un obsequio de Afrodita a los mortales, formado por los cuatro elementos: Agua, fuego, aire y tierra. Y por centurias se creyó que el ojo arrojaba rayos mediante los cuales se iluminaba el camino por donde transitaban las personas. Y sería entre 1011 y 1021, cuando encarcelado por incumplir una oferta de ingeniería para reducir las inundaciones del río Nilo, Alhacén comenzó a meditar acerca de la ocurrencia diaria de un fenómeno en su celda: “En medio de la oscuridad, un rayo de luz se colaba por un diminuto hueco, proyectando una imagen del mundo exterior sobre la pared opuesta” [https://www.bbc.com]. Tal experiencia le sirvió para una vez libre, experimentar con la luz, logrando probar que la luz “viaja en línea recta y crea imágenes cuando llega a nuestros ojos” [Ibídem]. Sus experimentos le llevan a crear la cámara estenopeica, o “cámara oscura”, una caja con un orificio que permite reflejar en su interior la imagen invertida de los objetos, al pasar la luz por el orificio. Alhacén es quizás el primer autor que supo  relacionar la teoría clásica sobre el fenómeno visual, con el hecho práctico de las “patologías oftalmológicas, el estudio anatómico y fisiológico del ojo” [https://arbor.revistas.csic.es], explicando la vista, a partir de “la intervención, con carácter protagónico, del agente físico luz… y donde el conocimiento del mundo exterior a partir de la vista, incluye instancias fisiológicas y psicológicas, un dentro hasta entonces prácticamente olvidado” [Ibídem].

Sinóptico

1927

Gabriel García Márquez

Este día nació en Aracataca (Colombia), Gabriel García Márquez, escritor quien en 1982 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. El memorialista Alí Bocanegra, estudioso de la obra garciamarquiana, asienta que todos los libros del autor neogranadino contaron “con el beneplácito de millones de lectores. Entre 1967 (con la primera edición de Cien años de soledad) y 1982, cuando recibe el Premio Nobel, García Márquez dio un vuelco a la temática y estilística latinoamericana, constituyéndose en el máximo exponente del realismo mágico”. El “Gabo” jamás se envaneció con sus lauros ni olvidó las maneras asequibles en el trato a sus semejantes de distinta procedencia social o académica, siendo proverbial su inclinación por la gastronomía tradicional colombiana.

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