Néstor Rivero Pérez

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El 9 de noviembre de 1970, a los ochenta años de edad, murió en la región francesa de Champaña, de su natal Francia, el general Charles De Gaulle, héroe de la Primera Guerra Mundial y conductor exitoso en el exilio de la organización Francia Libre (con auxilio de Gran Bretaña y las otras potencias aliadas) que entre 1940 y 1945 dirigió la resistencia contra la ocupación nazi.

Al terminar la contienda, De Gaulle asumió la presidencia del gobierno provisional de su país.

 

Reformas negadas

Héroe de Francia durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), durante la cual resultó herido en varios encuentros y fue prisionero de guerra, el joven De Gaulle ascendió hasta recibir responsabilidades superiores como funcionario de la Secretaría de Defensa Nacional gala.

El prestigio labrado con su actuación en la llamada Gran Guerra y sus dotes para escribir textos en los que insistía en la modernización del ejército francés, encontraron la renuencia de sus superiores y otros militares activos que no veían necesidad de incrementar la defensa del país.

El inquieto oficial recomendaba crear una aviación militar, cuerpos de tanques y motoblindados, medidas tomadas por los alemanes desde 1933.

Se le objetaba el “fomento del guerrerismo” frente a la nación germana. De allí que al estallido de la II Guerra Mundial y tras haberse desestimado sus ideas, Francia enfrentó a los alemanes con la estática defensa de su línea Maginot.

De este modo, los germanos ocupan el territorio galo para concluir el 22 de junio de 1940 con la firma de la rendición francesa, mediante el acta del “vagón de Rethondes”, por Adolfo Hitler y Henry Petain.

Resistencia antinazi

Con Francia en manos de la Alemania nazi, De Gaulle se dirige a Inglaterra, toma Londres como centro de coordinación de todos sus connacionales en el exilio y los organiza con miras a la expulsión de las tropas alemanes del suelo galo en el marco de los acuerdos de las potencias aliadas (EEUU-URSS-Inglaterra) que enfrentaban a Hitler.

El alto prestigio de que gozaba hace del recio militar la primera figura francesa reconocida para dirigir la resistencia antinazi.

Fueron célebres los llamamientos a sus compatriotas que casi a diario formulaba De Gaulle desde Londres por la radio (el gran medio de comunicación de masas en la época) para que mantuviesen el ánimo de resistencia contra los ocupantes nazis.

 

Hábil, valeroso y tenaz

Durante la II Guerra Mundial el líder galo fue reconocido con reticencias por el presidente de Estados Unidos F. D. Roosevelt.

Así, “aunque Francia no fue invitada a las conferencias de Yalta y Potsdam, la determinación de De Gaulle consiguió que Francia fuera reconocida como potencia vencedora tras la capitulación alemana en mayo de 1945 y que, por consecuencia, obtuviera el rango de Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU” [http://www.historiasiglo20].

Tenaz en sus cometidos políticos, De Gaulle debió encarar entre 1958 y 1963 la guerra de Argelia, y debió reconocer la independencia de la antigua colonia francesa que combatió con bravura a las tropas coloniales.

En el marco de la Guerra Fría, De Gaulle fue una figura tercerista, y como han dicho algunos analistas «con toques de conservadurismo», que se expresó en el cordial distanciamiento de la geopolítica estadounidense, el retiro de su país de la OTAN (alianza a la cual reingresará en 2009 con Nicolás Sarkozy) «y en la petición de conversión en oro de las reservas francesas de dólares, lo que provocó una crisis financiera mundial» [https://es.wikipedia.org].

Hombre-nación

Típico del pensamiento político conservador es el propósito de presentar a sus figuras emblemáticas como «expresión de la voluntad general de la Nación». De Gaulle fue designado primer ministro en 1958. Al año siguiente, tras constituirse la V República Francesa, fue electo presidente y gobernó hasta su renuncia en 1969, apareciendo en muchos casos como ante quien amainan las diferencias de partidos, credo y condición de los grupos sociales.

Dio a su país alta figuración mundial. Hombre de un humanismo conservador, encaró el levantamiento del Mayo Francés de 1968, cuando la juventud gala y buena parte del proletariado exclamaban «Seamos realistas, pidamos lo imposible».

Falleció de un aneurisma tal día como hoy, hace 45 años.

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