Néstor Rivero Pérez

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El 7 de julio de 1982 murió en Caracas Francisco Narváez, cuya obra escultórica en la Plaza O’Leary de El Silencio, en la plaza Carabobo y el Parque Los Caobos, así como en distintos centros educativos, contribuyó a dotar a la capital de la República, de un conjunto de monumentos y fachadas que la distinguen por la vocación de perfilar una identidad cultural asentada en raíces aborígenes y el uso del arte para el cultivo de valores y sensibilidad en la defensa de la fauna y la naturaleza, en medio del bullicio del tráfico y los peatones de la ciudad.

 

Cincel propio

Cuatro etapas ha transitado la escultura en Venezuela, una con énfasis en la obra religiosa, y donde destacan Fray Francisco con el Santo Cristo de La Grita y Juan Pedro López y sus obras para la Catedral de Caracas; la segunda, neoclásica, que cubre el siglo diecinueve republicano con influencia italiana de Tenerani y Tadolini, autor del Bolívar pedestre (1842) colocado en el Panteón Nacional, hasta Eloy Palacio y su Páez en Las Queseras, y La India, ambas en El Paraíso, de Caracas. En los años treinta del siglo XX, con Narváez se inicia otra era, la nacionalista, que sin renegar de lo universal y el abstraccionismo, da venezolanidad a los personajes y entorno, trabajando, como asienta Alfredo Boulton, con la piedra nativa en gran escala, las de Cumarebo y Araya”. La cuarta etapa sería la posmoderna o actual.

Venus criollas

El primero de los grandes conjuntos de Francisco Narváez, de 1931, lo constituye la Fuente de la Plaza Carabobo -en la actual salida de una estación del Metro de Caracas-. La fuente tiene como centro cuatro haces de la mujer autóctona que expresa alegría y recuerda al observador la obra El nacimiento de Venus, de Boticelli, solo que acá se trata de una Venus morena, con séquito masculino de rasgos también criollos. Haciendo ángulo con cada haz interno, el exterior de la fuente ofrece cuatro figuras, masculinas unas y femeninas otras, que tributan a las cuatro que en el centro reciben la honra de las aguas.

Las Toninas

Animal básicamente piscívoro que se encuentra en el río Orinoco, esta especie de delfín, la tonina, inspiró a Narváez una obra que recoge su inclinación nacionalista y de defensa de la fauna, y la de mayor espectacularidad como artista de cincel y mandarria.

De acuerdo al crítico Alfredo Boulton “Narváez ideó dos grandes grupos escultóricos, cada uno con cuatro figuras de mujeres desnudas que relatarían, en medio del juego de aguas, una leyenda folclórica de Margarita (Las Toninas, plaza O’Leary). La tonina se encuentra hoy en peligro de extinción por pesca ilegal para su uso como carnada. Con este conjunto escultórico ubicado en la urbanización El Silencio, Narváez, instado por Carlos Raúl Villanueva, dotó al Área Metropolitana de Caracas de un centro articulador que irradia hacia los cuatro puntos cardinales.

Plenitud de los volúmenes…”

“…se convirtió [Narváez] en el primer escultor venezolano en abrasar la abstracción; llega a este estilo a través de… la síntesis, a partir de la figura humana. Simplificó la obra a sus valores específicos: Forma, ritmo, color, volumen, pesantez, textura, etc (…) La contribución del maestro Narváez a nuestra plástica no deja de manifestarse en… el volumen en tanto que este se hace objeto del lenguaje racionalmente manejado, y… las técnicas, ya la talla directa, o el vaciado… ligados a la libertad… para explorar las cualidades de superficies, lisura, brillo, opacidad, rugosidad, color, textura” [Juan Calzadilla / http://jesusrafaelmoralesruiz.].

Sinópticos

1814

Emigración a Oriente

Este día se inicia la penosa travesía, donde más de diez mil personas abandonan Caracas huyendo de José Tomás Boves quien se aproximaba desde el llano y amenazaba a las familias patriotas. Muchos expirarían en el camino, y otros llegarían a Barcelona, Cumaná para huir al exterior.

1915

Nació Juan Liscano

Este poeta, ensayista, crítico literario y editor, organizó en 1948 en el Nuevo Circo, el Festival de la Nacionalidad. Allí por primera vez se vieron en un mismo acto, manifestaciones folclóricas de las distintas regiones de Venezuela. Enfrentado a Marcos Pérez Jiménez, ayudó a Leonardo Ruiz Pineda, líder de la resistencia clandestina, debiendo exiliarse a la muerte de este. Escribió el poemario Nuevo Mundo Orinoco y los ensayos Pensar a Venezuela y Reflexiones para jóvenes capaces de leer, entre muchos. En sus últimos años integró el grupo crítico Los Notables.

1952

Fuga de Alberto Carnevalli

Tras el asesinato de Leonardo Ruiz Pineda, Carnevalli asumió la jefatura de AD en clandestinidad, dando ejemplo de gallardía, mientras otros máximos dirigentes se mantenían en el exterior. Carnevalli, con el auxilio de Salom Mesa Espinosa y otros, logró fugarse del Puesto de Salas, donde la Seguridad Nacional le trasladó para exámenes médicos. Recapturado por delación, muere de cáncer en la cárcel de San Juan de los Morros.

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