Néstor Rivero Pérez

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El 29 de diciembre de 1566 el científico danés Tycho Brahe se batió en duelo de sables, con un aristócrata que se había mofado de la fallida predicción de aquel respecto al futuro fallecimiento del gobernante otomano Solimán el Magnífico, cuando había transcurrido más de tres meses de la desaparición física del monarca islámico.

Ciencia y superstición

Durante la antigüedad helénica, el conocimiento científico del Universo, la Geografía y la Medicina, entre otras ramas del saber eran explicadas, tanto por la gran masa como por numerosos integrantes de las élites letradas, con criterios de la magia y la superstición. Y tal se corresponde con la interpretación que se hace en La Ilíada respecto al origen de los vientos huracanados que, en el marco de la Guerra de Troya,  por algunos momentos inutilizaba la visión de los soldados de Héctor enfrentados a los aqueos delante de las murallas de su ciudad. Según el relato de Homero el fenómeno se debía al odio que sentía la diosa Palas en contra de los soldados de Príamo. Salvo figuras de excepción como los presocráticos Demócrito, Heráclito y Pitágoras y, luego del siglo V aC, los pocos continuadores de  Sócrates, Platón y Aristóteles y Eratóstenes e Hipatia, entre otros y otras, la comprensión de la naturaleza se concebía como desprendimiento de fuerzas taumatúrgicas que operaban sobre la voluntad de los mortales.

Brahe, astrónomo y alquimista

De este modo, Tycho Brahe, no obstante sus portentosas contribuciones al saber científico, no logró desprenderse completamente de los vestigios que evidenciaban la conexión entre ciencia y superstición y que antecedió a este danés en varios miles de años. Brahe pudo detectar algunas debilidades en la formulación heliocéntrica de Copérnico, que permitieron a los astrónomos de  generaciones subsiguientes, dar forma a la Revolución Científica de los siglos XVII y XVIII cuyos máximos exponentes fueron en dos lapsos consecutivos, Galileo Galiei e Isaac Newton. “Muchos astrónomos como Brahe tenían por costumbre hacer cartas astrales para ganarse la vida, siendo esta una costumbre que perduró incluso en épocas posteriores a él: Newton se dedicaba también a ello. Igualmente, algunos importantes descubrimientos tuvieron lugar gracias a estas supersticiones” [https://historiahoy.com.ar].

 

Ciencia moderna

Brahe ha sido considerado el más competente observador del firmamento antes de que se inventase el telescopio por Galileo Galilei. Sus conclusiones precisas acerca del movimiento de los astros resultaron sorprendentes. En todo caso la incompatibilidad entre superstición y conocimiento científico y el hallazgo de verdades irrefutables, como el efectuado por Galileo al descubrir con su primer telescopio funcional, que las lunas de Júpiter se desplazan en sentido contrario al del satélite de la Tierra y al de los planetas conocidos, siendo que ello permitió dar inicio al cuestionamiento de las teorías ptolemaicas que consagraban a la Tierra como centro inamovible del  universo.

Predicción fallida

Creyendo en sus horóscopos, o simplemente abocándose a su elaboración con propósito de “ganarse la vida”, lo cierto es que Brahe pagó un doble tributo por haber retado a duelo de sable a un noble de su época que abiertamente se burló de la predicción del astrónomo y astrólogo, sobre la muerte de Solimán, hecho que según carta astral confeccionada por Brahe, debía ocurrir a mediados de diciembre de 1566; empero la muerte del monarca acaeció el 6 de septiembre del mismo año, sin que Brahe se hubiese enterado, retando a duelo a su mofador.

Resultas de un sablazo

“(…) En el caso de Tycho Brahe, diríamos que, si se lo había creído alguna vez, probablemente dejó de creerlo tras el doble fiasco de Solimán el Magnífico. Primero por haber predicho su muerte después de acaecida, y en segundo lugar porque los astros tampoco le anunciaron que el resultado del duelo le iba a ser adverso. Perdió media nariz de un sablazo y tuvo que cubrir lo que quedó de ella con una prótesis de oro y plata durante el resto de su vida. Acabó considerando la astrología como simple charlatanería” [Ibídem].

Sinóptico

1821

Caracas jura la ConstitucIón

Este día la Municipalidad de Caracas dictó acuerdo mediante el cual se disponía celebrar el acto de “Jura” de la Constitución aprobada por el Congreso de Cúcuta de aquel año, que confirmó el nacimiento de la Gran Colombia, unión de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. En estos días finales de 1821, el Libertador se encontraba al frente de la Campaña del Sur. [el Comandante General] dijo: “¡Compatriotas, he aquí la Ley Fundamental de la Gran Colombia… hallaréis en su lectura el más precioso tesoro… Libertad, Igualdad, Propiedad y Seguridad” (…) Entonces, tomada la Constitución… la entregaron al Regidor Pulido … y… dijo: “Grancolombianos… es indispensable sostenerla y hacerla sostener” (Semanario Correo del Orinoco, Angostura, 9 de febrero 1822).

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