Vladimir Castillo Soto

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La oportunidad está planteada, los pueblos y naciones soberanas del mundo deben aprovecharla, tienen el deber de dar la batalla, muchas de ellas por su segunda y definitiva independencia del yugo del colonialismo y del imperialismo. Las condiciones que se han ido conformando permiten avizorar un futuro mejor para todos:

  • El crecimiento económico sostenido de la República Popular China, así como su desarrollo en los ámbitos de la ciencia y la tecnología, su capacidad de alimentar y dar felicidad a los pueblos que la conforman;
  • El resurgir ruso y su decisión de detener en Ucrania a los anglosajones con la Operación Especial Militar, dando como resultado, entre otros, el debilitamiento de la OTAN;
  • El uso de monedas locales para los intercambios comerciales entre países amigos, es decir, dar la estocada mortal a Breton Woods;
  • El despegue general de otras naciones, de los llamados por occidente, “países en vías del desarrollo”, como India, Sudáfrica y Brasil, concretándose esta madurez en el BRICS;
  • La resistencia y avance de los procesos revolucionarios en América Latina y el Caribe con sus organizaciones ALBA-TCP, CELAC, UNASUR, de la cual esperamos su pronto regreso al mundo de los multilaterales;
  • El renacimiento libre y soberano de los mundos árabe, persa, indio y turco, siguiendo el espíritu de Nasser, Sukarno y Nehru;
  • La lucha de muchos líderes y pueblos africanos por sus derechos históricos, siguiendo los pasos de, entre otros, Lumumba, Nkrumah, Sankara, Neto, Cabral, Mandela, Gadafi;
  • El giro positivo, hacia la izquierda, de importantes países latinoamericanos como México, Colombia y Brasil , los cuales esperan por una Argentina más decidida, un Chile leal y soberano, un Perú libre y un Ecuador reencontrado consigo mismo;
  • El crecimiento planteado de los BRICS, con la solicitud de incorporación de una cantidad importante de países y
  • la consolidación del G77+China, los no alineados, la Liga Árabe, la Unión Africana, la ASEAN, la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghai, entre otros entes multilaterales no occidentales.

Son estos puntos, hechos geopolíticos que marcan un camino no sencillo pero claro hacia un mundo mejor.

Hace 200 años Simón Bolívar planteaba el tema de la unión como una necesidad impostergable para las nacientes naciones hispanoamericanas. Bolívar percibe que la única manera de mantener la independencia y lograr una posición respetada en el mundo es a través de la unidad, por la cual lucha y sin la cual está seguro que seremos sojuzgados. Sus ideas sobre la unidad de nuestros pueblos siguen estando vigentes y cobran en este momento más importancia que nunca, se aplican ya no sólo a la América hispana. Ahora aplica a lo que Martí llamó Nuestra América, al África, al medio oriente, al mundo euro asiático, asiático y la Oceanía no anglosajona, es decir, al mundo “no occidental” en pleno.

Existe una máxima romana para la guerra, que dice “dívide et ímpera”, la cual se atribuye al gobernante Julio Cesar y ha sido aplicada repetidamente por conquistadores, imperialistas y colonialistas a lo largo de la historia humana, y que va a tratar de aplicar occidente, junto a otras formas de la guerra híbrida o multiforme, en todas las regiones del planeta que están saliendo de su control, para procurar alargar la vida del imperio más efímero que haya existido sobre la tierra, efímero pero terriblemente peligroso y asesino. Nacido del robo de un continente y el exterminio de sus originarios habitantes, fortalecido con el asesinato masivo de civiles en Hiroshima y Nagasaki, el cual suma muchos millones de muertes directas por su accionar de guerra y otro tanto por las acciones indirectas de sus agresiones.

Sin embargo, si nuestra unidad sigue evolucionando como en los últimos años lo ha venido haciendo, sin duda, la consolidación de un mundo multipolar será posible y su fortaleza será tal que no habrá “pataleo de ahogado” que logre desviarle de su camino.

Una vez afianzado y fortalecido este nuevo mundo multipolar, continuará otro capítulo de la lucha por un mundo mejor, un mundo justo, el cual no podrá alcanzarse mientras no logremos vencer al brutal capitalismo, generador de miseria para muchos y riqueza para pocos.

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