Crónica y noticias: Los secretos (no tan secretos) detrás de la gasolina en Venezuela

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La distribución del combustible en Caracas ha mejorado sustancialmente, opinan encuestados por este diario. De forma paralela, hay quienes afirman que persisten las «mafias nauseabundas», como las llamó el presidente Nicolás Maduro. Fotos Internet y Diario Vea.

VEA / Red de investigación

Para quien posee vehículo, de reciente modelo, los agujeros que deja en su alma la problemática de la gasolina en Venezuela son de honda pena. Pero lo son iguales para quienes, con amargo sacrificio, mantienen al día su “catanare” en pro de evadir los sinsabores que a su vez genera el deficiente servicio público y también de transporte privado organizado en “líneas” autorizadas por la gestión gubernamental.

Aunque parezca curioso el drama con el combustible también hiere la piel de quienes -por la razón que sea- no son propietarios de modernos o viejos carros: sus bolsillos, tiempo y estado anímico asimismo son puñaleados por las consecuencias de una situación que jamás fue imaginada dentro de nuestros linderos patrios.

Para nadie es un secreto: el asedio imperialista gringo contra la Revolución Bolivariana es el motor de esta satánica situación que, para mejores señas, arrancó en marzo de 2015, luego de que el 8 de ese mes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmara la Orden Ejecutiva que declaró a la República Bolivariana de Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad de su nación.

Alimentos, medicinas, servicios públicos y, entre otros, la distribución del combustible para consumo interno se desdibujó de la rutina que siempre caracterizó sus respectivos procesos en cuyos intestinos, como seguramente lo calcularon en Washington, el colapso se alojó cómoda y amenazantemente.

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Secreto 1

Hablando de secretos, tampoco para nadie lo es la dosis de cambios que para surtir los tanques de “naves y cacharros” se experimenta desde hace poco tiempo. Carlos Salinas, por ejemplo, vecino de la parroquia El Valle, en Caracas, reconoce ante Diario VEA que “ya no hago cola. Llego, equipo y salgo de inmediato. Antes pasaba toda la noche”. Sin embargo, como también lo admite, tal “confort” lo experimenta a una no muy cómoda hora: 3:00 de la mañana en la estación de servicio que visita en la avenida Presidente Medina.

“Yo también surto en poco tiempo. Últimamente he durado poco y en media hora estoy en mi casa”, declaró una chica que omitió su nombre mas no la hora en que abastece el tanque de su camioneta: 5:00 de la mañana.

No se descarta que ambos avances –sin duda lo son- estén vinculados a la recuperación que en torno a la actividad han anunciado autoridades del Gobierno nacional.

Debemos incluir, en tiempo más reciente, la orden dada por el presidente Nicolás Maduro, el 15 de enero durante la rendición de su informe anual a la nación, para combatir a lo que bautizó como mafias nauseabundas detrás del lucro con este recurso de toda la población.

Consecuencia de ello, el Ministerio Público habilitó una línea telefónica para canalizar denuncias, logrando inmediatos resultados anunciados por el jefe de ese despacho.

 

Secreto 2

Pero (lamentablemente siempre hay uno, al menos) cual mugre entre alcantarillas se deslizan otros “secretos” que como es usual carecen de padre y madre en lo que a identidad se refiere dado lo delicado del asunto. A quien llamaremos Guillermo y quien es vocero de plena confianza de este diario, narró su vivencia “en una bomba” ubicada en la zona norte capitalino.

“Claro que hay cola. La única forma de que no la hagas es pagando 10 dólares al hijo del dueño”, relató para no dejar de sorprender con otra revelación: “Si se acaba, llama a una bomba que está más abajo y te manda pa’ llá”.

La reserva de Guillermo incluyó, como era de esperar, la omisión del nombre del centro de comercio del necesario hidrocarburo.

La misma precaución la tuvo Estela, quien –obviamente- no es Estela. Tampoco identificó la estación para surtir, aunque compartió un dato que no deja de ser importante: “Está en Catia. Legalmente trabaja hasta las 3:00 de la tarde, pero, a partir de esa hora, ves que echan gasolina ‘bajo cuerda’ a quien le pagan 10 dólares a los coletas”, que es como denomina a quienes exigen dinero y quienes en términos coloquiales se hacen llamar “colectivos”.

Y si ambos testimonios generan alguna cuota de ¿asombro?, el de Alberto no es menos escudriñador. A mediados de diciembre de 2021 presenció cuando una amiga acordó –vía guasap- la atención para su automotor.

“No le tocaba porque era miércoles, pero por teléfono le dijeron ‘llegas y preguntas por fulanita. Eso hizo y cuando el soldado de la GNB escuchó el nombre de fulanita, la dejó entrar. Después vi cuando llegó fulanita y recibió los 10 dólares que cobra”.

Una encuesta digital, dirigida a las y los usuarios de Últimas Noticias, reveló que solo 7,1%, de quienes accedieron a responder a la misma, siente que se aprovisiona “sin cola”.

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Secreto 3 y último, por ahora

Un equipo de Diario VEA, en compañía de un cielo sin nubes, fuerte sol y un calorcito que sin dificultad se colaba por cada avenida, aprovechó el fluido tráfico vehicular del viernes 21 de enero para recorrer algunas estaciones de servicio (E/S) de Caracas.

Comenzamos a indagar entre quienes esperaban su turno o que el tanque les quedara a tope para enrumbar su camino. Hubo sorpresas entre algunos nada más ver las camisas con el logo de nuestro medio y hasta parecieron “pegar” un grito al cielo cuando notaron la intención de tomar fotografías en esos espacios que, no está de más resaltar, están a plena vista de quienes caminan por la acera, van en su carro lanzando una miradita y hasta de quienes se asoman por una ventana. Vía pública, pues.

La intención primaria fue conversar con los encargados de las E/S pero los esfuerzos fueron infructuosos. Unos se negaron en pleno, otros delegaron la vocería a un tercero que lo imitó. En uno de los casos nos enviaron a otra cuadra a buscar a los “jefes de la ZODI”, a donde fuimos a parar, sin encontrarlos.

En la estación de servicio Ciudad Universitaria, ubicada en el Paseo Los Ilustres, el recelo de la encargada podía verse a metros de distancia, mientras observaba por el vidrio de la tienda. Nos atendió en la puerta, pues el espacio está en remodelación. Sin disimular su molestia interrumpió el primer intento de pregunta y señaló: “Aquí no hay cola, como pueden ver”. Se quiso saber si se ha presentado algún inconveniente en la distribución del combustible, pero la pregunta quedó otra vez a medio camino, interrumpida esta vez por un “no, no, no, nada de eso” cortante y una miradita condescendiente.

Entre quienes esperaban se encontraba José Malavé quien resaltó que era la primera vez que visitaba el punto. Aseguró, “hasta el momento todo funciona correctamente”. Con un solo vehículo delante de él y su turno acercándose, precisó “llegué hace como 10 minutos y ha sido buenísimo”. Añadió que, usualmente “echo ahí en San Bernardino y ahí también ha estado todo bien”.

Opinión similar la de Gregorio Zerpa, quien bajo la condición de no ser fotografiado relató que frecuenta a esta gasolinera “y nunca he tenido un problema con esta gente”. Precisó que en las últimas semanas no ha tenido que enfrentarse a largas colas “sino que vengo y de una echo mi gasolina y me voy”. Al ser consultado sobre si ha sido testigo de alguna irregularidad, respondió con cierto nerviosismo: “no he sido testigo de nada de eso, no he visto nada. Por ahí están los guardias siempre y ellos organizan su asunto aquí para que no haya despelote”.

Más nervioso aún se observó a Jesús Infante, quien de forma titubeante señaló: “No he visto nada, no he visto absolutamente nada, todo tranquilito, observando todo bien”.

Pese a estos relatos, otro cliente de esta estación, que solicitó resguardar su identidad, aseguró que en la misma “tanto los guardias como los bomberos tienen su chanchullo, pero cada quien por su lado”. Precisó que ante la necesidad presentada, en cierto momento, pagó 10 dólares por llenar el tanque de su vehículo de unos 40 litros.

Aquí mismo los trabajadores mostraron abiertamente su descontento al momento en que el equipo procedió a tomar una fotografía de la gasolinera. “Aquí no somos estrellas pa’ tanta foto”, dijo uno de ellos.

En la avenida Presidente Medina, específicamente en la E/S Guayana, la cola se realiza una cuadra más atrás de la gasolinera y un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) es quien se encarga de avisar a los clientes cuando pueden avanzar para surtir. Había pocos vehículos formados.

“Aquí siempre hay una colita, pero no es la gran cosa. Tengo como media hora aquí y ya me falta poquito para llegar. En otras ocasiones, hace varios meses ya, si me llegó a costar más, uno se tardaba muchísimo”, indicó un joven que se identificó como Carlos, sin señalar su apellido. Al preguntarle si había sido testigo de alguna irregularidad en aquel lugar aseguró, “no bueno, aquí todo está tranquilo, uno espera que él (un guardia) nos avise cuando pasamos y ya, desde aquí no se ve mucho”.

Por su parte, Alan Pacheco indicó “yo no he visto nada, hago mi colita y paso. Aquí se puede pagar con la huella, por el Venezuela (Banco de Venezuela, BDV) y me imagino que también por (Sistema) Patria. También tienen punto”. Se le consultó además si se podía cancelar en efectivo, a lo que señaló que no ha pagado con bolívares en efectivo, pero “una vez pagué con divisas y me dieron la diferencia en soberanos”.

Carlos Ortiz esperaba pacientemente que el despachador terminara de llenar el tanque de su carro cuando se conversó con él. Precisó que es la primera vez en este año que surte combustible y llegó a la E/S El Conde, en Parque Central, y fue atendido de inmediato. No había vehículos esperando.

“Yo vengo de estar de vacaciones, tenía el tanque lleno y no había tenido la necesidad de echar gasolina, pero hoy todo ha sido bastante tranquilo. No hice cola, estoy echando gasolina por primera vez en el año y no había nada de cola. Me parece maravilloso”, señaló Ortiz. Añadió que en dicha estación “no he tenido ningún problema, en los últimos meses, finalizando el año ya estaba bastante suave el tema de la cola”.

Al lado, en el surtidor de combustible, esperaba César Rosales, quien expresó sentirse muy contento de poder acceder al servicio de forma rápida. “El año pasado era bastante difícil porque en todas partes había cola. De unas cuantas semanas, sino meses, para acá ha sido más tranquilo, ha disminuido bastante. A veces sí te encuentras una colita, pero bueno, unos días hay más suerte que otros”. No ha tenido problemas al momento de pagar el combustible, y en cuanto a “chanchullos” se trata asegura que no ha visto nada.

Al llegar a la E/S La 93, en la avenida Lecuna, a la altura del Nuevo Circo, Orlando Reyes esperaba que atendieran al vehículo que tenía delante. Comentó, “afortunadamente no he atravesado por ningún tipo de irregularidad al momento de echar gasolina” y “tampoco he presenciado alguna cuestión inapropiada que se haya dado en esta gasolinera”. Al preguntarle si frecuentaba otras estaciones de servicio respondió que sí, pero que de igual manera nunca vio “algo malo”. La única crítica que realizó sobre La 93 es que “ellos trabajan solo hasta las 12:00 del día y entonces uno tiene que venir en la mañana y si tienes que hacer alguna diligencia en la mañana tengo que ir a otra bomba cuando me desocupo para poder llenar”. Resaltó además “aquí uno paga con tarjeta o efectivo, sin rollos”.

Con palabras bien medidas, y pensando largamente sus respuestas, Sergio Moreno indicó que no ha “visto nada raro por aquí”. Resaltó que “últimamente me echo máximo una hora cuando vengo a surtir de gasolina”. Aseguró “en esta bomba la gente se porta bien, nadie busca problemas”.

2 pensamientos sobre “Crónica y noticias: Los secretos (no tan secretos) detrás de la gasolina en Venezuela

  1. La nueva modalidad, vivida hoy con una camioneta blanca Chevrolet, ES cerca de Centro Médico Docente La Trinidad. Sin casi cola, el conductor se registró con 40 litros, se le empezó a surtir, luego el chófer habló con el operador, le dió un billete en dólares y entonces volvió a colocar el pico, surtiendo 40 litros más. Tuve que apagar el carro para esperar que le resurtieran.

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