Eugenia Russian

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El Espíritu liberador ofrece un año 2024 lleno de esperanza. Y el reto consiste en no perder el horizonte como una gran oportunidad de servicio y misión. Depurar los errores y las tentaciones de fundamentalismos, fanatismos, sectarismos y protagonismos que bloqueen el avance histórico o lo desvíen de rumbo. Y en medio de grandes tensiones mundiales, las comunidades cristianas conmemoran la visita al Niño Liberador, de tres Sabios de Oriente, quienes llegan a Belén.

Acontecimiento que se considera como la manifestación de Dios encarnado en la historia humana, en las diferentes creencias. Pues los tres sabios de oriente Melchor, Gaspar y Baltasar, provienen de culturas diversas y buscaban el sentido de la vida y con ella a Dios. Según comenta la Biblia, en tiempos del rey Herodes, los sabios fueron guiados por la estrella, que se detuvo encima de donde estaba el Niño y se llenaron de inmensa alegría. Pero luego, no atendieron la hipócrita sugerencia del rey opresor. “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y cuando lo encuentren avísenme para que yo también vaya a adorarlo”. Pero fueron advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes. Y por lo tanto regresaron a su tierra por otro camino.

Los magos desafían a Herodes. Y nos enseñan que necesitamos una fe valiente, que no tenga miedo de desafiar a las lógicas oscuras del poder, y se convierta en semilla de justicia y de fraternidad en sociedades donde, los Herodes actuales, siembran muerte y masacran a pobres y a inocentes, ante la indiferencia de muchos. Oportunidad que nos da Dios para que alcemos la cabeza, escuchemos el deseo del corazón.

Que este Nuevo Año 2024 nos conceda un poco de aquella luz que viene de la Estrella que llenó de alegría a los pastores de los campos de Belén y que orientó a los sabios-magos hacia la gruta.

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