Néstor Rivero Pérez

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El 13 de abril de 1832 nació en Ambato (Ecuador) Juan Montalvo, en cuya obra se entremezcla la prosa del romanticismo exaltado y el liberalismo político más acendrado, al punto de verse obligado a permanecer en el exilio por largos años de su vida adulta.

De sus libros más comentados de este ensayista se recuerdan Siete Tratados, Las Catilinarias y Geometría Moral. Entre sus más reconocidos lectores y admiradores destacaron Miguel de Unamuno y Jorge Luis Borges.

 

La Carta Negra

En tiempos en que la patria de José Joaquín Olmedo era gobernada por el abogado y caudillo Gabriel José Moreno, fue aprobada una Carta Magna que posibilitaba la reelección indefinida, luego de un período intermedio tras haberse ejercido una primera presidencia, del segundo período en adelante.

Contemplaba asimismo un período senatorial de nueve años, junto a disposiciones como la que consagraba facultades explícitas de centralización del “poder público, de modo tal que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal de Cuentas, podían ser nombrados por el presidente «directamente en calidad de interinos»” (http://www.enciclopediadelecuador.com), lo cual contrariaba de modo tajante el ideario de quienes abogaban por el liberalismo, quienes caracterizaron dicho texto supremo como “la Carta Negra”.

Folleto con influjo

En 1874, Montalvo, quien se encontraba exiliado en Colombia, desde donde escribía ardorosos artículos contra el gobernante Gabriel García Moreno, publicó, con patrocinio del caudillo liberal Eloy Alfaro, su folleto La dictadura perpetua, que circularía poco después en Ecuador, obteniendo amplia receptividad dentro de los sectores juveniles del liberalismo.

El folleto, “Construido, a través del análisis del carácter y la psicología de un dictador… inspiró a un grupo de jóvenes liberales a ejecutar a Gabriel García Moreno, entonces presidente del Ecuador, el 6 de agosto de 1875” (https://linkgua-digital.com).

García Moreno fue un singular caso de conservador con altas dotes de administrador, a la vez que capacitado en el terreno militar y las letras, con gran sentido del poder político.

Su gestión de una parte impulsó la construcción de carreteras y vías férreas, así como de escuelas primarias, al tiempo que confiaba la enseñanza a órdenes religiosas, prohibiendo el culto masónico en su país, concediendo al catolicismo rango de religión única de Estado e instituyendo tribunales eclesiásticos.

“Mi pluma lo mató”

En todo caso, Gabriel García Moreno, con clara conciencia de la hostilidad que sus medidas generaban en distintos sectores de la nación, en una ocasión escribiría a un amigo: “Dios nos protege, y confiando en Él a nadie temo, a pesar de que nada somos, nada valemos, y de que nuestras fuerzas son iguales a cero, comparadas con las de aquel coloso de pies de barro” (Wilfrido Loor. García Moreno y sus asesinos, 1955, pág 192].

Y sea que el influjo doctrinario de Juan Montalvo desde el exterior, o la hostilidad personal que García Moreno despertaba dentro de Ecuador, lo cierto es que el 6 de agosto de 1875, en instantes en que ingresaba a su despacho en el Palacio de Carondelet, en Quito, de entre las columnas de la edificación le embisten con armas.

Uno de los magnicidas, Faustino Lemus Rayo, lo ataca a machetazos al tanto que tres complotados más accionan armas de fuego contra la humanidad del Presidente, quitándole la vida. De este modo, tras enterarse del magnicidio ejecutado por jóvenes liberales de Quito y estimando el influjo que había ejercido su obra La dictadura perpetua en el ánimo de los magnicidas, el escritor afirmó, según la web https://es.quizzclub.com, la lapidaria frase: «no ha sido el machete de Rayo, sino mi pluma quien le ha matado”.

Sinóptico

2002

Golpe de Estado revertido

Este día en horas de la mañana, comenzó la rebelión cívico-militar en contra del gobierno surgido del golpe de Estado ejecutado dos días antes por el Alto Mando con apoyo de grupos financieros y medios de comunicación.

Varios fueron los lugares del país desde donde insurgió la llama del restablecimiento de la constitucionalidad el 13 de abril, y que tomaría la calle para hacer valer el principio de soberanía y voluntad popular que había reelegido a Hugo Chávez como Presidente de la República, en los primeros comicios postconstituyentes de 1999.

Aunque bien puede identificarse dos escenarios cruciales: Caracas y Maracay. En la capital de la República hubo dos puntos hacia donde se movilizó la población caraqueña: las entradas de Fuerte Tiuna y el Palacio de Miraflores.

Así, en Caracas, las grandes movilizaciones del pueblo se orientaron hacia Miraflores y Fuerte Tiuna, en una inédita insurrección que junto a muchos comandos de tropa contrarios al golpe de Estado, forzaron a los golpistas a deponer su postura, aceptando el retorno de Hugo Chávez Frías como Presidente Constitucional, quien fue rescatado para reasumir el poder la madrugada del día 14 de abril.

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