Fabricio Ojeda, artífice de la rebelión popular de 1958. /FOTO INTERNET

Alcides Castillo

A 66 años después del 23 de enero de 1958 es necesario reivindicar el papel decisivo de la rebeldía popular que hizo posible la caída de la dictadura militar de derecha del general Marcos Pérez Jiménez. Las luchas de los partidos políticos, de la clase obreras, estudiantes, campesinos, sectores medios de la población, Iglesia y de la Fuerza Armada Nacional dieron jaque definitivo al régimen de terror implantado y respaldado por el Gobierno imperialista de Estados Unidos.

Historiadores colocan en primer plano a la FAN como pilar fundamental en el derrocamiento de Pérez Jiménez, pero fue el pueblo organizado que salió a la calle a enfrentar la represión de los propios militares y cuerpos policiales, como la temible Seguridad Nacional (SN), que logró deponer diez años de dictadura.

Habitantes de la urbanización 2 de Diciembre (hoy parroquia 23 de Enero), Catia, La Pastora, San José, El Cementerio, San Agustín, La Charneca, El Silencio hicieron frente al Ejército, a la SN y bandas armadas organizadas por el gobierno dictatorial que dejó en el enfrentamiento centenares de víctimas mortales, heridos y detenidos.

Fue el pueblo organizado por los partidos políticos, principalmente por el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y por la Junta Patriótica, presidida por el periodista Fabricio Ojeda, los factores principales que dieron fin al gobierno proimperialista.

Sin menospreciar a densos sectores de la FAN, entre ellos el teniente coronel Hugo Trejo, quien dirigió el levantamiento de oficiales de la Base Aérea de Boca de Río y del Cuerpo de Blindados del Cuartel Urdaneta de Caracas, bajo su mando, que participaron junto al pueblo para lograr el objetivo de poner fin a la dictadura.

La crisis dentro del Gobierno, generada por el veto impuesto por parte de la FAN al entonces ministro del Interior, Laureano Vallenilla Lanz, y del jefe de la policía política y de la SN, Pedro Estrada, la huelga estudiantil y el malestar social hicieron posible que el 1° de enero de 1958 el dictador Pérez Jiménez huyera del país para asilarse en República Dominicana, donde gobernaba Rafael Leónidas Trujillo, otro dictador de derecha perteneciente a la Internacional de las Espadas.

La llamada sociedad civil, compuesta por diferentes campos de la actividad económica, profesional y cultural se manifestaron a través de llamados públicos como la Asociación Venezolana de Periodistas, Colegio de Ingenieros, el Clero y federaciones obreras, aportaron su grano de arena para derrocar al tambaleante régimen opresor.

Después vino la traición. El pueblo fue reprimido por el Pacto de Nueva York (Punto Fijo) y la entrega de nuestras riquezas al imperialismo yanqui. Las cárceles se llenaron de presos políticos, diputados y senadores presos, inhabilitación del PCV y MIR y se implantó la dictadura de la burguesía.

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