Espiritualidad y trabajo derecho humano y misión solidaria
El autor es integrante el equipo de Fundalatin.
Guido Jorge Zuleta Ibargüen
El 1 de mayo llega en medio de una toma de conciencia hacia un cambio de rumbo global.
La Declaración Universal 1948 afirma, Artículo 23. “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, y a la protección contra el desempleo”. Frente a criterios de desarrollo en el que privan el Producto Interno Bruto, el PNUD asume el desarrollo humano que reafirma los derechos humanos. Y publica el Índice de Desarrollo Humano, con base a la esperanza de vida, educación e ingresos. Después Brasil, 1992, incorpora el Desarrollo Sustentable con la defensa de los recursos naturales. Y la Agenda 2030 hacia el Desarrollo Sostenible ONU. Sin embargo, la conflictividad sigue. Analiza Pasqualina Curcio que en 2020 “los millonarios del mundo…, entre marzo y diciembre aumentaron su fortuna de US$ 8 millones de millones, a US$ 12 millones de millones” y propone solicitar a la ONU que sean indicadores de “la distribución de la riqueza entre trabajo y capital los que aparezcan” (Curcio P. Congreso Bicentenario de los Pueblos. Propuestas. Últimas Noticias. Caracas 19.04.2021).
Desde la Espiritualidad Liberadora dice el teólogo Comblin sobre el apóstol Pablo: “Pablo no quiere…ser sustentado por nadie, sino vivir de su trabajo”. (José Comblin. Pablo: Trabajo y Misión. Ed. Sal Terrae España. 1994). Visión ética similar al del saludo de las comunidades ancestrales bolivianas: “No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso”.
En su canonización se recuerda a la afirmación de José G. Hernández sobre el trabajo. “Es el modo de mantener las fuerzas ocupadas, de evitar la ociosidad y de hacer algo por nuestra patria”. (Díaz Álvarez M. El médico de los pobres. Ed. San Pablo. Caracas 2010).
Trabajo que rechaza opresiones y afirma la misión global con cuidado de la gente y la Madre Tierra hacia una humanidad solidaria.
